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Cartas de Lectores

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CUANDO LOS PASTORES DUERMEN,
LOS PERROS TIENEN QUE LADRAR

Buenos Aires, 2 de mayo de 2017

A S.E. EL
PRESIDENTE DE LA
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA
MONS. JOSE MARIA ARANCEDO

Excelencia:
De acuerdo con el Comunicado de Prensa del 2-5-17 de la Conferencia que Ud. preside, “La 113° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina iniciará un tiempo de reflexión sobre los acontecimientos ocurridos durante la última dictadura militar. El mismo comenzará con la escucha de algunos testimonios de familiares de personas que sufrieron las consecuencias de este período marcado por la violencia en distintos ámbitos de la sociedad … Este proceso de largo aliento continuará durante las asambleas de los próximos años donde se buscará realizar, más adelante, un camino de diálogo entre los obispos en el marco de la cultura del encuentro y la amistad social”. 
Por su parte INFOBAE, al igual que CLARIN sintetizan en sus titulares “La Iglesia buscará reconciliar a familiares de desaparecidos y de militares” en evidente explicitación de la vaga expresión, víctimas de “…la violencia en distintos ámbitos de la sociedad…” contenida en el comunicado de prensa de la Conferencia Episcopal.
Así quedan planteados los términos que marcarán el camino: se buscará la reconciliación de familiares de víctimas que pertenecieron a los dos bandos en lucha en los años setenta.
Lo que no queda claro es quién actuará en representación de la Patria, pues fue ella la atacada y primera víctima en la guerra que el marxismo le impuso, mucho antes incluso de ocurrida la “última dictadura militar”.  Si Monseñor, muchos tenemos frescos el recuerdo de la incursión guerrillera de Taco Ralo. También recordamos la amnistía del 25 de mayo de 1973 por la que ganaron la calle los terroristas que habían sido juzgados por un Tribunal de Justicia, gozando de las garantías que rigen los procesos penales. Sabemos de la usina revolucionaria que fue Cuba y como allí recibían entrenamiento quienes luego ensangrentaban las calles patrias, sin distinguir democracia o dictadura.
Que quede claro: NI EL CRIMINAL MAS CRUEL MERECE LA CONDICIÓN DE DESAPARECIDO. Pero tan solo esa condición no transforma a esas personas en víctimas inocentes. Allá los militares que traicionaron el legado sanmartiniano siguiendo viles estrategias sugeridas de afuera; pero honor a los hombres de uniforme que combatieron digna y valientemente defendiendo la patria en una guerra justa que les fue impuesta.
Valgan las expresiones de Hebe de Bonafini de hace unos años, advirtiendo que el Museo de la Memoria no estará completo hasta que fueran exhibidos en él los Fal que empuñaron sus hijos.
No es una mera reconciliación entre personas lo que debe buscarse. Es la restauración de la Patria herida en Cristo lo que debe ser objeto de desvelos. La paz que se busca a través de la reconciliación tendrá pilares de barro si antes no logramos hacer justicia con nuestro pasado y nuestro presente.
Besa su anillo episcopal.

Enrique García

Poesía que promete

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SEÑOR, TENÍAN MADRES
 
El que cayó partido por esquirlas quemantes
de la anónima pólvora estallada a mansalva,
y se quedó sin rostro para ver el otoño,
sin las manos castrenses de los días tonantes:
 
Señor, tenía una madre que lo esperaba al alba.
 
El que olvidó el pellejo tajado por la furia
del insurrecto alzado en la calma de enero,
el que usó de mortaja su uniforme argentino
como el jefe imbatible de una antigua centuria:
 
Señor, tenía una madre que veló a su guerrero.
 
El que cruzó la selva tucumana a sablazo
cuando un tiro faccioso se le hundió en la osamenta,
la mirada nublosa por la sangre surgente
con la oración devota del postrimero plazo:
 
Señor, tenía una madre que aguantó la tormenta.
 
El que gritó en Formosa que nadie se rendía
enarbolando al tope la juvenil guapeza,
recibiendo la muerte de forajidas turbas
sin tiempo para el rezo de algún Avemaría:
 
Señor, tenía una madre que sufrió tal crudeza.
 
El que en tantos recodos del entresijo urbano
con crueldad y violencia trataron sus captores,
hasta extinguir sus huesos en lúgubres camastros
aunque el temple guardaba el valor del cristiano:
 
Señor, tenía una madre que alumbró con dolores
 
El que no delinquió ni mancilló su espada,
salvaguardando cruces,custodiando banderas,
en regimientos patrios,en las Islas Malvinas
para que lo aguardara una prisión sellada:
 
Señor, tenía una madre con su alma en las trincheras.
 
Guillermina con Gladys, Juan Eduardo tras Paula,
la pequeña María Cristina, toda infancia,
no alcanzaron el tiempo de la flor y la fruta
no más juego a la siesta ni más libro en el aula:
 
Señor, tenían madres que aún gimen la distancia.
 
¿No merecen acaso el respeto del luto,
el consuelo impetrante de una carta papal,
la misiva romana del sucesor de Pedro
la bendición solemne en señal de tributo?:
 
Señor, dales Tú mismo la certeza pascual.
 
Desagravia esta afrenta a las madres ausentes
de la historia, el recuerdo, la memoria o las plazas.
Nómbralas comensales de tu pan y tu mesa,
condecora sus pechos con tus llagas ardientes.
 
Señor,a todas ellas, yo sé que las abrazas.
 
ANTONIO CAPONNETTO

Conferencia

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DEL ISCARIOTISMO
A LA APOSTASÍA


   
Presentación. Video cortesía del canal Toda La Verdad 1.
   


Aviso de aparición

Definiciones

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Visita del Dr E. Michael Jones.
Breve crónica.

Entre los días 26 de marzo y 3 de abril visitó la Argentina el Dr E. Michael Jones, valiente y prolífico humanista católico oriundo de South Bend, Indiana, Estados Unidos. Director de la Editorial Fidelity Press y Editor de la revista mensual (digital e impresa) Culture Wars desde hace 36 años , el Dr Jones es autor de más de 25 importantes obras dedicadas al estudio y a la exposición de la guerra cultural en curso contra la Iglesia Católica y la cultura católica.


Su visita fue puesta bajo la protección de la Virgen de Luján y resultó todo un éxito: enriquecedora tanto para quienes tuvieron ocasión de escuchar sus conferencias como para el Dr Jones mismo , quien pudo observar los efectos de la guerra cultural anticristiana en nuestra propia patria e indagar sobre sus causas profundas y sus manifestaciones más inmediatas. Así, a modo de ejemplo pudo visitar el Monumento a España en la Costanera Sur en Buenos aires, quizá el más hermoso y lleno del contenido histórico fundacional de la Argentina, hoy arrumbado, mutilado y oculto tras innúmeros camiones y contenedores.


Así mismo fue del especial interés del Dr Jones conocer la historia personal del Cardenal Jorge Mario Bergoglio, su actuación concreta en los distintos cargos que ocupara, las decisiones que fue tomando frente a los grandes temas, sus pronunciamientos, las amistades que cultivó o las personas que persiguió, en orden a entender mejor su  personalidad y el confuso y ominoso itinerario de su papado actual.


El Dr Jones disertó en las ciudades de Bella Vista, Buenos Aires y La Plata, rindiendo homenaje al Padre Juan Claudio Sanahuja y visitó la tumba del gran humanista jujeño-platense Octavio ”El Pato” Sequeiros en Jauregui/Luján.


El tema central de sus conferencias fue “Libido Dominandi: liberación sexual como control político”. Mostró por ejemplo, cómo y por qué los israelíes cuando invadieron Ramallah en la Ribera Occidental de Palestina transmitieron pornografía a los hogares palestinos; luego hizo un recorrido histórico desde la historia bíblica de Sanson y Dalila en adelante a fin de mostrar cómo la exacerbación de pasiones como la lujuria es una poderosa arma militar y un instrumento letal que todos los revolucionarios han usado: desde Voltaire y el Marqués de Sade hasta Wilhelm Reich y Michelle Foucault. En particular sobre este último, el Rey Filósofo de la Izquierda europea de fines de los años 1970 hasta el día de hoy , mostró cómo vació a la izquierda de su tradición critica para ponerla al servicio de un proyecto “progresista” que amalgama liberación homosexual y economía austríaca de mercado al servicio de la plutocracia capitalista, haciendo del homosexual el “ciudadano ideal” en el sistema socio-económico actual.


También en base a su profundo conocimiento de la historia y a su experiencia personal en distintos lugares del mundo que visita, mostró cómo y por qué los judíos son revolucionarios permanentes que apalancan su accionar mediante sus dos instrumentos favoritos : la usura y la liberación sexual (a través de la pornografía, los “tetazos”, la promoción del aborto, la contracepción y el matrimonio homosexual).

El Dr Jones demostró que cuando la jerarquía católica estuvo unida supo poner límites a la acción revolucionaria de los judíos. Por ejemplo, en los EE.UU a la industria pornográfica de Hollywood entre 1930 y 1965. O recientemente en Polonia donde el episcopado decidió traducir el libro Libido Dominandi del Dr Jones y, luego de difudirlo, lo utilizó como base para una carta pastoral que destruyó a la Ideología del Género. En contraste, relató cómo el felón y judaizado arzobispo de Praga cuando el Dr Jones estuvo allí corrió servil a la embajada de Israel y a la de EE. UU a denunciarlo por antisemita porque había citado a Jesucristo cuando dijo a los fariseos que eran hijos de Satanás.


El Dr Jones respondió todas las preguntas que se le formularon relativas a temas de sus más de 25 libros y también sobre otros de la actualidad más inmediata, dejando algunas definiciones como las que siguen:


* La elección de Trump es manifestación del repudio y del rechazo de la gente a la “corrección política.


*Los nuevos oligarcas en los EE. U, los CEO de las grandes corporaciones, los homosexuales y los judíos, promueven una agenda revolucionaria para liquidar el gobierno representativo a nivel estadual e imponer la suya.


* La CIA y los Oligarcas han declarado la guerra al Presidente Trump. Trump no está preparado para sostener y cumplir  su agenda y las promesas de su discurso de campaña.


*Los judíos controlan la política exterior de los EE. UU.


* Rusia es un país cristiano y Putin el más más importante estadista del siglo XXI.


*El capitalismo es usura legitimada por el Estado.

*En Medio Oriente hay un nuevo equilibrio de poder: por un lado Israel, EE. UU, Arabia Saudita e ISIS y por otro Siria, Irán, Rusia, y Hezbollah.


* Hezbollah tiene la capacidad militar para atacar las instalaciones nucleares de Israel.


* La Iglesia católica ha perdido todas las batallas en los últimos setenta años porque se rehúsa a entender la guerra cultural que se libra contra ella y no identifica a su enemigo.


* La “ American Proposition” orquestada por Henry Luce, dueño del imperio mediático TIME/LIFE, junto con el sacerdote jesuita John Courtney Murray y el agente de inteligencia CD Jackson, presentada en Roma el 29 de noviembre  de 1953 en la Universidad Pro Deo del agente de la CIA dominico Felix Morlión, fue el ariete de la operación de guerra doctrinaria librada por la CIA antes, durante y después del Concilio Vaticano II que cambió a la Iglesia católica.


*Occidente ha fracasado.


*Los judíos al rechazar a Cristo rechazaron el Logos, el Orden del Creador en el Universo y en la Historia, la Sabiduría Eterna. Y al rechazar el Logos se convirtieron en revolucionarios permanentes.


* En la guerra cultural en curso –y tal como la Iglesia lo supo comprender durante siglos con políticas concretas acorde—se puede tener relaciones con los judíos (hebreos que rechazan a Cristo) o se puede tener la unidad en  la Iglesia. Pero no las dos cosas. Ambas son incompatibles. Desde “Nostra Aetate” a “ Dones” la Iglesia eligió las buenas relaciones con los judíos y ha perdido su unidad. Y con ella todas la batallas culturales de los últimos 70 años.


* La propuesta del Dr Jones: imitar a los Tres Reyes Magos de Belén. Tuvieron la inteligencia para discernir el Logos, la voluntad para seguirlo y la astucia para no caer en las estructuras políticas tramposas de la época.

Luis Álvarez Primo

Cantando he de llegar al pie del Eterno Padre

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CANTO AZUL Y BLANCO
CD de Carlos Mosso

Carlos Mosso nos vuelve a regalar una grabación que contiene un puñado de canciones apuntadas a exaltar el patriotismo. Aunque admito no ser objetivo para juzgar su trabajo, no creo equivocarme al recomendarlo efusivamente. ¿Y por qué mi juicio a su respecto no es objetivo? Por la sencilla razón de que me alcanzan las generales de la ley ya que incluye un par de piezas de mi autoría y porque mi hija Catalina tiene participación activa en el emprendimiento. Del que también participan Julio Ghio y Carlos Gallo, integrantes del conjunto Los Cimarrones.

La sola enumeración de las composiciones que contiene el CD es útil para definirlo: Blanco y azul; Una rosa para mi rosa; Calle angosta; Zamba para mi rancho; Juntito al fogón; Coplas del valle; Zambita pa don Rosendo; La Firmeza; Dos en un sueño;Mirá te digo che chamamé; Tiempo dorado; Zambita del caminador; Revuelo de ponchos rojos; Mi patria tiene un nombre; Zamba de las Malvinas; Zamba del prisionero; Criatura que nacerás.

Si de algo sirven las preferencias personales, me permito destacar la excelente versión de la Zambita pa don Rosendo que nos ofrecen Mosso y mi hija, a dúo. Como así también La Firmeza, oportunamente reactualizada.

En las misas dominicales se reza con frecuencia la Oración por la Patria, compuesta por la Comisión Episcopal. Y en ella se expresa que, desde Luján, María Santísima propone: Argentina, canta y camina. Pues bien, el trabajo de Mosso responde adecuadamente a esa invitación al canto. Nos cabe a todos, en consecuencia, echarnos a andar.

Para quien desee hacerse de este CD, ahí va el correo electrónico del autor: cjmosso@gmail.com

Juan Luis Gallardo

De pluma ajena

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TRAS LOS PASOS
DE ENRIQUE STEL

Esta vez, el Diario de Malvinas… no lo escribe Enrique Stel. Esta vez, lo vamos a escribir nosotros, aquellos que lo admiramos y los mismos que le reconocemos su sacrificio por este país ya sea tanto en la Guerra del Atlántico Sur como en su actual condición de Preso Político Argentino.



Absolutamente ninguna de las personas consultadas se negó a formar parte de este documental llamado “Tras los pasos de Enrique Stel”. Al contrario; hubo que, por esta vez, seleccionar dolorosamente el testimonio y el material a consignar.



Nadie se quiso quedar afuera.



Por ejemplo, el periodista y corresponsal de Guerra Nicolás Kazansew. Cuando lo contacté para decirle que, en función de este trabajo, iba a realizar un viaje a Buenos Aires… resultó ser que precisamente los días en cuestión él se iba a encontrar en el interior. Era, pues, imposible coordinar…



Pero Nicolás estuvo en Malvinas y, por lo tanto, no es persona de achicarse en el combate. Pasada una semana (sin que yo le dijera nada), me escribió para decirme que quería formar parte de este trabajo y que, incluso, estaba dispuesto a viajar a Rosario el día que yo le dijera. ¿Quién quisiera perderse la participación de un soldado así? Finalmente convenimos que su parte sería a través de Skype.



Otro al que no le tiembla el pulso al momento de llamar a las cosas por su nombre es el escritor e historiador Sebastián Miranda. No sólo que aceptó de inmediato el reto sino que su participación en el documental verdaderamente ha terminado por significar la columna vertebral del mismo. Su extraordinario aporte es de un valor incalculable ya que nos brinda todo un material contextual sobre el que transcurre la obra. “La Guerra no ha terminado”, dijo, y él, pues, se sabe un combatiente en esta historia.



Por su parte, no menos valiosa es la participación del General (R) Mauricio Fernández Funes, camarada de Enrique Stel durante la contienda. Franqueza y abnegación son las palabras que mejor definen a este Veterano de Guerra, acaso la franqueza y abnegación que tanto escasea en incontables generales que han dado vuelta la espalda a sus camaradas víctimas de la persecución de la “in-Justicia” argentina, por la que ya se contabilizan más de dos mil detenciones arbitrarias y más de 400 muertes en cautiverio.



Se apeló, también, a fragmentos de una entrevista anterior que www.DAVIDREY.com.ar supo realizar a Carina Faur, esposa de Enrique Stel. El desesperado testimonio de Carina (“¿Qué más daño nos pueden hacer del que ya nos han hecho?”) no sólo que resulta ilustrativo de lo dramático de la situación por la que pasan miles de familias argentinas, sino que su solvencia en la temática que le aboca nos ahorró de precisar de fuentes letradas. Una esposa de lujo; una mujer de acero.



Por último, contamos con el invalorable aporte de Mabel Rouland, la señora madre de Enrique Stel, quien me recibió en su casa de Buenos Aires con la misma calidez con que lo haría mi propia abuela. La madre de un guerrero argentino no iba a ser ninguna “quedada”. Mabel empaña todo el trabajo de ternura, emoción y de gracia. Hace más de tres años que no puede estar con su hijo, pero se refiere a él como si terminara de abrazarlo.



Vaya mi agradecimiento en particular a mi propia esposa, quien me acompañó y auxilió (y soportó) en todo momento tanto en Buenos Aires como en Rosario, durante la edición del trabajo audiovisual.



En fin, como digo… muchas cosas quedaron afuera de este documental, por más doloroso que resulte. Pero esto no es sinónimo de otra cosa sino de una SEGUNDA PARTE tan necesaria como imperiosa.



Es que Enrique Stel, Veterano de la Guerra de Malvinas y Preso Político Argentino, es lucha, es esclarecimiento y es realidad, como lo son los artículos que él mismo escribe y que www.DAVIDREY.com.ar tiene el honor de publicar todas las semanas.



Por lo tanto, de más está decir que me siento profundamente honrado de haber realizado “Tras los pasos de Enrique Stel”. Me honra la temática abordada, me honran las personas entrevistadas y me honran sus respectivos testimonios.



Hoy, al “Diario de Malvinas” lo hemos escrito nosotros: aquellos que no hemos sido embaucados por el relato y los mismos que no estamos dispuestos a aceptar jamás que la injusticia se ensañe con aquellas personas que dieron todo por nosotros, por nuestro país y por nuestro futuro.



El documental “Tras los pasos de Enrique Stel”, por cierto, también encierra una sorpresa… ¡genial sorpresa! Pero, para saber de qué se trata, tendrá el interesado que sentarse un rato… a respirar algo de PATRIA.

David Rey


   

Históricas

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LA LIMPIEZA ÉTNICA
DE PALESTINA

“El viajar es cosa muy útil: Afina la imaginación. Nuestro viaje particular transcurre por la Verdad. Aquí reside su fuerza”.
L. F. Céline

En estos tiempos encontramos historiadores que luchan por la verdad histórica. Ellos nos plantean una nueva visión de acontecimientos del siglo pasado, que tienen presencia en las causas de los actuales. Con esto hallamos un rasgo alentador en la característica de las actuales generaciones, tan proclives a la comodidad de lo “políticamente correcto”. Constatamos en obras que, al estudiar aspectos de la realidad del siglo XXI, revelan una restauración de la verdad del pasado mediato e inmediato. Es nuestra tradición cultural marcando su presencia la que, pese al bolcheviquismo gramsciano, existe y, tal como dijera Mussolini: “ella interpreta, desarrolla y potencia toda la vida de los pueblos de nuestra romanidad”. Dios uno y trino, me tuvo de su mano cuando, una fría tarde de junio, fui conducido ante una librería a la que entré, creyendo ser movido por la curiosidad.
Mi inquietud se concentró en un grupo de ejemplares alineados militarmente. Tomé uno, y sin dudar lo adquirí. El tomo lleva el título que tiene esta nota, y su autor es un profesor nacido en Haifa (1954), ciudad palestina hoy ocupada por el estado de Israel. El polígrafo es Ilan Pappé, actualmente, profesor de historia en la Universidad de Exeter, siendo además, Director del European Center for Palestine Studies. Se desempeñó como conferencista en la universidad de Haifa, siendo autor de varias obras entre las que se destacan la que ofrecemos al lector, amén de “Gaza en crisis”, “Reflexiones sobre la guerra de Israel contra los palestinos”, entre otras. Sus escritos, de veracidad indiscutible por la documentación que los respalda, le han traído el odio de sus “hermanos” y hasta le significó estar amenazado de muerte. A ello se debe su actual exilio.
El libro al que nos referimos, cuenta con 414 páginas, divididas en 12 capítulos formidables por lo que revelan. Está impreso en España con la colaboración de Editorial Planeta. Y fue traducido por Luis Noriega. Ya en su contratapa se expone la esencia del estudio. Así leemos en ese sector: “los israelíes la conocen como «guerra de la independencia de 1948». Para los palestinos es la «nakba», «la catástrofe», puesto que su resultado fue uno de los procesos de limpieza étnica más amplios y dramáticos de nuestro tiempo. Cerca de un millón de palestinos fueron obligados a emigrar a punta de fusil, abandonando sus tierras, sus bienes y sus hogares; hubo matanzas de civiles y cientos de poblados fueron destruidos deliberadamente. Pese a sus dramáticas dimensiones, los israelíes han conseguido ocultar este crimen contra la humanidad durante muchos años. Ilan Pappé el más prestigioso a escala internacional, de los historiadores israelíes, se ve obligado a publicar sus obras en el extranjero entre amenazas de muerte. Revela en este libro, con la luz de documentos desclasificados, la verdad de una expulsión que sigue haciendo hoy imposible la paz entre palestinos e israelíes y que está en los orígenes de todos los problemas actuales de Oriente Próximo”.
Para dar más claridad a este tema necesitamos destacar que, hace un siglo (octubre de 1917), Lord Balfour en breve carta, hacía conocer a Lord Rotschild, poderosísimo financista judío nacido en gran Bretaña, que el gobierno de Su Majestad veía favorablemente la instauración en palestina de un “hogar nacional para el pueblo judío, dirigiendo sus mejores esfuerzos, a la consecución de este objetivo”. De esta manera, Londres pagaba el apoyo sionista para fabricar acetona, sustancia muy necesaria entonces para la producción de explosivos en gran escala.
Al día siguiente, toda Gran Bretaña comentaba el documento oficial. “The Times”, en gran titular decía: “Simpatía oficial: Palestina para los judíos”. “Desde ese momento, dice la historiadora canadiense Margaret Mac Millan, todos, judíos y no judíos, diplomáticos y políticos, hablaron de estado y no de Hogar Nacional” como establecía la nota oficial firmada por Balfour el diplomático del cual dijo alguien: “tiene una sonrisa que es como la luz de la luna sobre una lápida”.
En la conferencia de paz de 1919, los sionistas estuvieron representados entre las delegaciones de muchos países y donde los judíos –escribe el historiador Vicente Riesco: “no integraban la delegación en primera fila. Ocupaban puestos diplomáticos secundarios, muchas veces, más decisivos: secretarios privados o consejeros, tan importantes como influyentes. De este modo consiguieron ventajas en los tratados de Versalles, Sevres y Trianon. Se pudo decir que, después de los ingleses, fueron los sionistas los que más ganaron (…) El mundo salido de los Tratados, tendió a organizarse, según los principios más caros al pensamiento judaico moderno”.
Señala el historiador Riesco: “fue una época de liberalismo universal en que el cosmopolitismo, y la social democracia con el marxismo, fueron pródigamente predicados y hasta ensayados”. La tiranía judeo bolchevique, fue instaurada por Lenin y Trotsky (Bronstein) en 1917 con el apoyo de la banca Khun Loeb. Luego, Stalin siguió recibiendo ayuda, hasta el extremo que, en la segunda guerra mundial, fue salvado de la muerte junto al aborto bolchevique. El capitalismo “internacional” estuvo a la orden, personificado por Delano Rosenfeld. El golpe rojo, para hacer de España un gran gulag, fue otra muestra del “Odium Christi”. “En este ambiente, los judíos estaban satisfechos. Sus escritores figuraban entre los más leídos”. En las naciones aliadas vencedoras, y en las vencidas, así como en los estados de nueva creación, los judíos y sus amigos, participaban de los gobiernos.
Sin embargo, el gran éxito hay que colocarlo en el sedicente “Hogar Nacional de Palestina”. Fue este el espacio geográfico que el terror de la Hagana, el Irgun, y la Stern, con armamento stalinista, convertirían en Estado sionista. El mismo fue aprobado por la O.N.U. Con 33 “esotéricos” votos de Salomón Truman y José Stalin, en la sesión del 29 de noviembre del año 1947. Se comentó por esos tiempos, en algunos círculos, la influencia del judío Kaganovitch, suegro de Stalin, en el voto soviético. Se agregaba, por otra parte, que Moscú había creado en Birodidjan la primera república Socialista Soviética judía a orillas del río Amur, en Siberia. Ella fue establecida con algunos miles de hebreos en 1931. El estado de 1948 se vio mucho más fuerte desde el vamos, aunque históricamente era el segundo estado hebreo del siglo XX, con arrogancia entró en escena con paso prepotente y dispuesto a todo: El nuevo Israel nació a la independencia el 14 de mayo de 1948 (5 de yar del año 5738, según el calendario judío).
En el “Prefacio” del libro que leemos, ya se nos presenta al principal personaje del inmisericorde sionismo: David Ben Gurión. El autor Pappé, extrae una frase del “político” tomada de los “archivos sionistas centrales en reunión de la ejecutiva Agencia Judía. Junio 12 de 1938”. Allí dice: “Soy partidario el traslado forzoso, no veo nada inmoral en él”.
Éste fue el proyecto. Veamos su sangriento desarrollo, el cual había comenzado antes de la segunda guerra mundial. Repasemos al respecto un párrafo del mismo Ilan Pappé: “el miércoles 10 de marzo de 1948 un grupo de 11 hombres conformado por veteranos lideres sionistas y jóvenes militares judíos pusieron los toques finales para la limpieza étnica de palestina. Esa misma tarde se enviaron órdenes militares a las unidades sobre el terreno para preparar la expulsión de palestinos en vastas áreas”... “las órdenes estaban detalladas, los métodos a emplearse para desalojar por la fuerza”… “intimidación a gran escala, asedio y bombardeo de las aldeas, de casas, propiedades, bienes, expulsión, demolición y finalmente siembra de minas entre los escombros para impedir el regreso de los expulsos. A cada unidad se le proporcionó una lista de aldeas como blancos de este plan maestro conocido por el nombre en clave de «Plan D» (Dalet en hebreo)”… “Como intentan mostrar los primeros capítulos de este libro”–continúa el autor – “fue al mismo tiempo el producto inevitable de la ideología sionista que abogaba por un estado exclusivamente judío en Palestina”… “tomada la decisión se tardó seis meses en completarla… “cuando estuvo terminada la misión había desarraigado a más de la mitad de la población nativa de palestina (cerca de ochocientas mil personas) destruido 531 aldeas y vaciado once barrios”. “El citado plan de marzo de 1948 es un ejemplo clarísimo de una operación de limpieza étnica, algo que el derecho internacional actual, considera un crimen contra la humanidad”.
En otro capítulo señala el autor Pappé: “soy consciente que se necesitará mucho más que este libro para invertir una realidad que demoniza un pueblo que ha sido colonizado, ocupado y expulsado, y que glorifica en cambio a las mismas personas que lo colonizaron y expulsaron. La derrota de este puñado de guerreros”… “sometidos a bombardeos pesados desde el aire y a feroces ataques en el terreno era inevitable”. “Los bombardeos israelíes fueron masivos y causaron infinidad de “daños colaterales” en las aldeas palestinas. Algunas sufrieron más que otras el azote de la fuerza aérea...” y los horrores de los israelíes armados por la Unión Soviética y el bloque del “socialismo científico”. En tanto, los voluntarios árabes recibían de Francia anticuados fusiles de la primera guerra mundial.
Enfoquemos de todas maneras la brutalidad de los defensores de los. DD.HH. Así leemos en la pág. 130: “la naturaleza sistemática del Plan Dalet. Resulta patente en el caso Deir Yassin una aldea pastoril y cordial, que llegó a un pacto de no agresión con la Haganá de Jerusalén, pero que estaba condenada a desaparecer por encontrarse dentro del área que, el Plan Dalet había ordenado limpiar”.“En vista del acuerdo que había firmado con la aldea, la Hagana decidió enviar tropas del Irgún y de la banda Stern liberándose así de toda responsabilidad...”. “El 9 de abril de 1948, tropas judías ocuparon la aldea Deir Yassin”… “al irrumpir en la aldea, los soldados judíos rociaron las casas con fuego de ametralladoras, lo que mató a muchos de sus habitantes. Después de esto, se reunió a los demás aldeanos y se los asesinó a sangre fría. Los cadáveres fueron maltratados y cierto número de mujeres fueron violadas, antes de ser asesinadas...” “Fahim Zaidar, que tenía doce años en esa época recuerda‒dice el historiador hebreo‒ “como vio asesinar a su familia delante de sus ojos”: “nos llevaron uno detrás de otro, dispararon a un anciano, y cuando una de sus hijas gritó, le dispararon también a ella. Luego llamaron a mi hermano Muhamad y le disparon en frente a nosotros y cuando mi madre, que llevaba a mi hermana Hudra en sus brazos, pues todavía estaba amantando, le dispararon también a ella”.
Continúa Pappé el relato de los crímenes: “los soldados también dispararon a Zaydan. Lo habían puesto junto a otros niños (el autor señala en otra parte de su trabajo que los niños de diez años eran considerados hombres, porque podían manejar un fusil) en fila, junto a una pared que rociaron con balas «solo para divertirse» antes de marcharse. Tuvo suerte de sobrevivir de sus heridas...”
Con el subtítulo “Campañas de Venganza” dentro de capítulo 6 el autor Ilan Pappé escribe lo siguiente: “la práctica usual de enviar convoyes a través de áreas árabes densamente pobladas que aún no habían sido tomadas, supuso otro sacrificio: más de doscientos soldados judíos perdieron sus vidas cuando aquellos ataques contra, esos convoyes tuvieron éxito. Después de un ataque de este tipo fue a un convoy que se dirigía al asentamiento judío de Yechiam”. Las tropas que más tarde se encargaron de las operaciones fueron particularmente vengativas en el cumplimiento de su misión “…a las fuerzas que atacaron las aldeas de la zona, en la operación Ben Ami” (mayo de 1948), se les dijo que sus habitantes debían ser eliminados en venganza por las pérdidas del convoy. Fue por ésta razón que se sometió a las aldeas de Kabri, Umn, Alfaraj, y Nahr a una versión más amplia y despiadada del acostumbrado “destruir y expulsar” de las unidades israelíes. Nuestra misión atacar con miras a la ocupación. Matar los hombres destruir y prender fuego Kabri, Umn, Alfaraj y Hahr. El celo extra que se imprimió de este modo a las tropas, tuvo como resultado una operación de despoblación increíblemente veloz en una de las áreas más densas de Palestina. En las 29 horas siguientes, se destruyeron las aldeas de las zonas noroccidentales de Galilea (todas dentro del estado árabe designado por la O.N.U). lo que permitió a un satisfecho Ben Gurión anunciar al parlamento: “la Galilea occidental ha sido liberada”. En otras palabras, “Las tropas judías tardaron poco más de un día en convertir un distrito con una población que era 96% palestina y 4% judía (y con una proporción de la tierra similar) en un área casi exclusivamente judía”. “Ben Gurión particularmente alegre, por la facilidad con que se había expulsado, a las poblaciones de las aldeas grandes como Kabri, con mil habitantes, Zib con dos mil y Bassa con tres mil…”
“Ben Gurión y sus consejeros‒continúa el historiador Pappé‒ tuvieron comprensión de lo ineficaces y débiles de los paramilitares e irregulares"(árabes) por lo que, dice el autor: “la comprensión de este hecho dio lugar a un estado de euforia que se refleja en la cantidad de órdenes que se enviaron, a las doce brigadas del ejército judío, para que empezaran a considerar la ocupación de Cisjordania, los altos del Golán y el sur de Líbano”.A este respecto, el autor Pappé, en el mismo capítulo, pero en la página 193-94, hunde su escalpelo con este párrafo: “los «búlgaros», como se los conocía fueron incapaces de desalojar al contingente iraquí que defendía Yenin y tuvieron que esperar hasta octubre de 1948 para tomar la alta Galilea. La creencia que esta brigada podía ocupar la parte norte de la Cisjordania (a pesar de lo acordado con el rey Abdullah de Jordania) e incluso llevar a cabo una invasión al sur del Líbano era sin duda presuntuosa pero constituye, un nuevo indicio del cinismo que esconde el mito de que, el estado de Israel, estaba peleando una «guerra de supervivencia». El 24 de mayo de1948 Ben Gurión se muestra triunfal y sediento de más poder  que nunca antes”.
He aquí la prueba que golpea fortísimo: “Estableceremos un estado cristiano en el Líbano cuya frontera meridional será el río Litani. Invadiremos Transjordania, bombardearemos Amman y destruiremos sus ejércitos, y luego caerá Siria, y si Egipto todavía quiere seguir peleando, bombardearemos Puerto Said, Alejandría y el Cairo. Esto será una venganza por lo que ellos (los egipcios, los arameos y los asirios) hicieron a nuestros antepasados en tiempos bíblicos”. Cínica confesión del sionista. Muestra su codicia rapaz de extender mediante las armas los límites del estado judío “más allá del 78 por ciento” (de Palestina), marcado por “el plan de partición adoptado por la resolución 181 de la Asamblea General" (29 de noviembre de1947). El párrafo final del “diario” de Gurión debería ser estudiado en un centro siquiátrico. El odio que muestra en rojo criminal con la palabra “venganza” es absolutamente incalificable. Sucesos acaecidos más de 700 años antes de Cristo, se plantean como base de vindicación a sangre y fuego. Por más que buscamos, no encontramos una explicación racional. Ello nos induce a dejar que el lector lo considere “in pectore” y exprese su fallo inapelable.
De todas maneras no queremos cerrar esta parte del intento de recensión del trabajo sin mencionar una anécdota. Ella se encuentra en la misma psicología que más arriba mencionamos. Leemos en el trabajo de la doctora Mac Millan ya mencionada por su brillante estudio “París, 1919, seis meses que cambiaron al mundo”. En la página 516 nos presenta a un sionista nacido en la santa Rusia zarista. Militante fanático del movimiento de Teodoro Herzl. El judío ruso al que nos referimos se llamaba Chaim Weizman y fue en los años 1920, un verdadero maquiavelo de los objetivos sionistas. Su figura física “era de un gran parecido con Lenín, alto calvo y perilla” tenía un aspecto que “reflejaba seguridad en sí mismo”. Tal vez su mayor aporte al movimiento sionista fue su capacidad para ganarse a figuras claves tanto en el judaísmo internacional “como entre los líderes del mundo”. “Con la guerra (1914-18) pisó el acelerador y sostuvo más de dos mil entrevistas con políticos y funcionarios que pudiesen ser útiles en la obtención de Palestina”. Y aquí va la anécdota prometida que lo sitúa en la misma línea siquiátrica de Ben Gurión: “Cuando en una ocasión ‒dice Mac Millan‒ le preguntaron por qué los judíos tenían derecho a Palestina, Weizman respondió: la memoria es derecho”. Siempre en los corazones del “pueblo elegido” el derecho y la venganza o el derecho divino para la venganza.
Con justicia Nuestro Señor Jesús los llamó: “hijos de la mentira”. Ahora debemos proseguir leyendo páginas claves en el estudio de Ilan Pappé. Así escribe: “en menos de 2 meses cientos de miles de palestinos habían sido expulsados de sus aldeas pueblos y ciudades. El plan de paz de la O.N.U. se había traducido en un pueblo aterrorizado e intimidado por la guerra sicológica el bombardeo de la población civil, las expulsiones masivas y el haber presenciado las ejecuciones de parientes, el abuso, el robo y casos de violación de esposas e hijas”… “en 1948 los palestinos no podían esperar ninguna clase de intervención internacional y tampoco contar con que la realidad que estaban viviendo fuera una preocupación más allá de las fronteras del país".Los observadores de la O.N.U. tampoco proporcionaron ninguna ayuda, había decenas de ellos, recorriendo Palestina y “observando” de cerca la barbarie y las matanzas pero no estaban dispuestos, o no fueron capaces, de hacer algo al respecto.
Un emisario de la O.N.U. fue algo diferente. El conde Folke Bernadotte había llegado a Palestina el 20 de mayo (1948). Permaneció allí hasta que, unos terroristas judíos le asesinaron en septiembre por haber “osado” proponer, que se dividiera de nuevo el país en dos y exigir el regreso incondicional de todos los refugiados. La repatriación era algo que ya se había pedido durante la primera tregua. Entonces, su solicitud fue ignorada. Cuando repitió su recomendación en el informe final que presentó a la O.N.U., lo mataron. Pese a ello fue, gracias a Bernadotte, que en diciembre de 1948, la Asamblea General de la organización adoptó su legado y recomendó el retorno incondicional de todos los expulsados por Israel, una, de un montón de resoluciones que Israel ha ignorado sistemáticamente. “Bernadotte había logrado concertar algún tipo de presión internacional sobre Israel...” “Los arquitectos del programa de limpieza étnica israelí entendieron que necesitarían involucrar en forma más directa a los diplomáticos del estado…”
Hasta aquí llegamos. Hemos redactado esta nota más extensa de lo programado. Ello nos plantea la necesidad de poner puntos que, Dios mediante, sólo serán suspensivos…
Luis Alfredo Andregnette Capurro
Desde el Real de San Felipe y Santiago de Montevideo

Aviso

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Queridos amigos:
 
                           Hoy, jueves 3 de agosto, a las 19 hs, en Moreno 1921, CABA, presentaré el nuevo libro de Cristián Rodrigo Iturralde, titulado "El Pacto". Es una documentadísima investigación sobre las escandalosas relaciones entre Perón y los judíos; o dicho de otro modo, sobre las siniestras conexiones entre el peronismo y el sionismo. Vale la pena conocer esta obra.
 
Antonio Caponnetto 
 
 

Catecismos

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PARA LAS MEMORIAS
DESMEMORIADAS

A ver… como dicen los locutores, periodistas y políticos, cuando no saben qué decir. Pero yo sí sé como fué la verdad histórica de un hecho que nos dejó conmovidos, porque fui testigo con mi mujer. Estando sentados a la mesa, los dos matrimonios mayores, llega un nieto y le dice a la abuela si le presta la cama matrimonial para acostarse con su novia, porque venían de un largo viaje y estaban cansados. La abuela le contesta que sí, por esa noche. El abuelo dice algo así como, hace treinta años yo no lo hubiera permitido. Parece, digo yo ahora, que en treinta años han cambiado también los mandamientos.

Todo ese grupito era de católicos bautizados, de misa dominical y a veces de comunión o sea que recibían el Cuerpo de Cristo (no tanto de confesión). Recordemos que el VIº Mandamiento de la Ley de Dios, dice “No fornicar”. Salta a la vista que a los abuelos mayores, parecía que no les preocupaba o no se daban cuenta que estos chicos iban a cometer pecado mortal. Tampoco parecía preocuparles que estaban facilitando los medios para el pecado mortal. En realidad habrán pensado, si no es acá en casa, lo van a hacer en otro lado. Es lamentable que perdieron una oportunidad dorada para darles una clase de catecismo, que a esa pareja que algún día podía llegar a casarse, le hubiera venido como anillo al dedo.

Es sabido que en el matrimonio cristiano no hay “piedra libre”. Que a veces o muchas veces hay que ser abstinentes. Y si antes del matrimonio como debe ser, varón y mujer crecen en respeto mutuo y pudor, serán personas de más carácter y voluntad. Hay un proverbio árabe que dice que la mujer es como la flor: caído el primer pétalo, siguen los demás. También vale para el varón.

De nuevo, a ver… ¿Qué dice Cristo?: “El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. (O por lo menos ayúdeme a llevarla). Qué habrá dicho San José, el castísimo esposo de la Santísima Virgen. Ese es el modelo que los pastores deberían predicar, sobre todo en esta época en la cual se hace burla de las virtudes.

Todos los que tenemos principios y algún ascendiente, en lugar de aconsejar a “cuidarse”, debemos tratar de inculcar la pureza para que los jóvenes lleguen vìrgenes al matrimonio. Cuando el pueblo guiado por los fariseos, querían lapidar a Magdalena, el Señor le permitió que de rodillas le limpiara los pies, con un aceite fino con sus cabellos diciéndole: “ve y no peques más”.

Carlos Llambías

Reseña

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NACIONALCATOLICISMO


El hecho sucedió unos cuantos años atrás, residiendo Mons. Williamson en La Reja, cuando un vecino y feligrés, por así decir, del seminario llevó para entrevistarlo a un destacado catedrático español, además de dirigente tradicionalista, aún sobreviviente. El prelado, sin darle tiempo de rearmarse después del homenaje efectuado en razón de su investidura, le preguntó qué podía ofrecerle el carlismo a la Iglesia, respondiendo su interlocutor, impertérrito, con otra interrogación: ¿qué podía ofrecerle la Iglesia al carlismo?

El diálogo, de tal manera encarado, podría parecer surrealista, atento la irrelevancia mundana de los personajes, pero, exhibe toda la potencia de una cuestión planteada desde los principios del cristianismo: la relación entre la religión y la política. No es ésta la oportunidad de resolverla ni tengo la idoneidad para hacerlo, aunque, a modo de “trazar unos palotes”, puedo configurarla bastamente, sosteniendo que la teología justifica la política y que este humano quehacer encuentra su plenitud al posibilitar la expansión de la religión, requiriéndose en procuración de dicho objetivo un ambiente propicio, que es el de comunidades ordenadas. Fue así que la unión del Trono y el Altar permitió la existencia de sociedades cristianas, en las que la multitud de los hombres eran beneficiados por la facilidad con que la Iglesia daba cumplimiento a su misión principal: la salvación de las almas. A lo largo de los siglos se las presentó como el modelo a seguir y la primera, la nación armenia, con la conversión de su rey por San Gregorio el Iluminador, recién iniciado el siglo cuarto.

Mas, esa edad dorada quedó atrás y, de un tiempo largo para acá, las cosas no pintan sino para empeorar. Mientras tanto, ¿la Iglesia, como institución espiritual, ha quedado sola para conducir al rebaño a su destino definitivo? No siempre, puesto que en algunas ocasiones, pocas es verdad, aparecen movimientos de carácter político, animados del propósito de restaurar el ideal de la Cristiandad, aunque reducidos por las circunstancias históricas al ámbito de las naciones, que, aun fracasando en el intento, allegan prosélitos a la grey o los disponen para el superior cumplimiento de los deberes religiosos.

Solía contar mi suegro,Alberto Falcionelli, militante de la Acción Francesa en su juventud “camelot du Roi” primeramente y después secretario de Maurrasque no era imprescindible la profesión de fe católica para ingresar al movimiento, pero que, una vez adentro, los que carecían de tal condición, incluso muchos judíos, se convertían en gran número. Entre nosotros, cierta analogía existió con el nacionalismo, al que por razones que inmediatamente expondré, sólo cabe adjetivar con el complemento de argentino, constituyendo su peculiaridad de que quienes en los orígenes del movimiento provenían de otras corrientes políticas -radicales o conservadoras, por propia actividad u origen familiar-, en la casi totalidad llevaban consigo el substrato católico, como puede ponerse de ejemplo a los Gallardo, los hermanos Irazusta o don Carlos Ibarguren. Es decir, que la condición de católicos comprendía a la generalidad, pero el aporte que el nacionalismo les dio, a través de preclaros sacerdotes y laicos, fue el de preservarlos del modernismo que ya entonces campeaba en varios y encumbrados ambientes eclesiásticos; en tal sentido, cabe recordar la huella trazada en toda una generación por los Cursos de Cultura Católica, de cuyos benéficos efectos todavía gozamos.

Volviendo a las características del movimiento aludido, corresponde señalar como sus notas distintivas la adhesión al pensamiento católico tradicional y el esfuerzo de recuperar para la cultura y la actividad pública argentinas los elementos principales de la herencia hispánica. El acceso al poder le fue imposible por razones que no viene al caso exponer o someter a debate en esta oportunidad, pero sí fue capaz de conformar una corriente de pensamiento singular, que nutrió a sus adherentes de una personalidad muy definida, fácilmente reconocible para los afines cuanto a los hostiles, contándose entre estos a la inmensa mayoría de los que integran la llamada clase política, circunstancia que lejos de menoscabar la fama de los repudiados la enaltece.

Hasta me animo a sostener, que en estos tiempos, al vernos urgidos a precisar una identidad, hacerlo como nacionalista, aun en términos religiosos, es más sencillo que como católico, ya que dicho calificativo, lamentablemente, poco sirve hoy para definir. Las enseñanzas y el ejemplo de sacerdotes como los padres Meinvielle y Castellani, los frailes dominicos Alberto García Vieyra y Mario Pinto y de mayor proximidad generacional a nosotros, el padre Alberto Ezcurra por qué no incluir en esta nómina al padre Osvaldo Lira Pérez, amigo de la Argentina y de tantos de los mentados en este artículo, señalaron un derrotero espiritual que, partiendo de la buena teología, se proyectó al ámbito de la política. Así, el más puro catolicismo, en la Argentina, pudo mamarse en fuentes nacionalistas.

Sin embargo, al movimiento aludido todavía le cabría cumplir un papel en auxilio de la Santa Iglesia, no ya de carácter meramente intelectual, sino vinculado con la actividad específicamente pastoral de ésta. En una época en que malos pastores y falsos profetas sobreabundan, hizo posible -de manera singular- que un buen pastor estableciera entre nosotros una obra genuina de restauración católica y, a partir de ahí, en el resto de América, poniendo a su disposición, como hemos de ver, medios pequeños pero eficaces. Por lo demás, en medio de la obscuridad en que vivimos, tal hecho debe animarnos, porque bien puede entenderse como un privilegio gracia para la Argentina.

A cuarenta años del suceso, encontramos una obra consolidada, que se inició y creció con la indiferencia si no hostilidad de los poderes mundanos, la prensa, en particular, como uno de los preponderantes. Esa situación de desamparo desmentía a los detractores, que la acusaban de cismática, cuando es característica de tales segregaciones el concurso necesario de sectores gravitantes para sostenerlas; muy distinto ha sido su caso que, aparte del pequeño rebaño que la acompañó, no tuvo otra fuerza que la de la Verdad, que confesó sin cortapisas.

Poniendo esta cuestión en el punto debido, atento que aún hoy sectores ubicados en las antípodas, pero también algunos de los que gozan de los beneficios litúrgicos procurados por dicha congregación, se empeñan en excomulgarla, el propósito expresado por el papa emérito de “llegar a una reconciliación en el seno de la Iglesia” (carta a los obispos del 7/7/2007, acompañando al “motu proprio”) la aclara suficientemente. Y sus sacerdotes tienen el reconocimiento pleno de las mismas autoridades que durante décadas pusieron obstáculos a su apostolado, pasando de la condición de leprosos a poseer certificado de buena salud, sin mediar retractación alguna ni enmienda en su conducta, empleando para la cura de las almas la medicina acostumbrada: los sacramentos de siempre.

El miércoles 20 de julio del 1977 llegó monseñor Marcel Lefebvre a la Argentina, culminando un periplo americano iniciado con breves visitas a Colombia y Chile. No fue la primera vez que estuvo entre nosotros: no más de cinco años antes, pero, en todo caso, cuando ya el de Ecône era denunciado por el episcopado francés de ser un “seminario salvaje”, predicó a los seminaristas de la diócesis de Paraná los ejercicios de iniciación de cursos. Quedó como anécdota simpática el testimonio de uno de sus ocasionales anfitriones, quien advirtió en el gesto siempre sereno del prelado una cierta sorpresa, al ver que monseñor Tortolo, recorriendo algunos de los poblados cercanos (Puerto Sánchez y barrio Maccarone), arrojaba al voleo “medallitas milagrosas”, prestamente recogidas por los chiquillos acostumbrados a tales distribuciones; aparentemente distaba ésa de ser una práctica corriente, no digamos en Europa sino que tampoco en África. La afinidad que trasluce dicha recepción, conjuga con el consejo dado por el arzobispo de Paraná presidente también de la Conferencia Episcopal Argentinaal joven Jean-Michel Faure, “pied-noire” refugiado en la Argentina, de orientar su vocación sacerdotal al seminario suizo.

Esta última referencia sirve para poner de manifiesto que la empresa de monseñor Lefebvre no partía de un empecinamiento personal y que, por el contrario, era apoyada por obispos que desde el transcurso de las sesiones conciliares demostraron preocupación por la deriva a la que se deslizaba la Iglesia. Pero, le tocaría a él llevarla a cabo en impiadosa soledad -sólo atenuada por la heroica compañía de monseñor de Castro Mayer-, que tuvo para un hombre de su honda sensibilidad católica, el carácter de martirio.

Volviendo a esas jornadas fundamentales para el destino del catolicismo en estos lares, cabe recordar que la primer misa pública, anunciada para celebrarse en una precaria edificación ubicada en Villa Soldati en el mismo día de su llegada al país, fue impedida por acción de la Policía Federal: el presidente Videla, católico liberal, no quería malquistarse con el ordinario del lugar, de su misma “religión”. Tres días después, hacia el mediodía, pudo oficiarla en una capilla puesta bajo la advocación de Santa Leonor, erigida en la quinta homónima de la localidad de Hurlingham, cuyos propietarios fueron originalmente el matrimonio constituido por don Carlos E. Rudin y doña Leonor R. G. de Rudin, sepultados allí. La concurrencia fue numerosa y la presencia policial discreta y en nada intimidante, pues, al almirante Massera, a cuya influencia respondía el gobierno bonaerense, no le interesaba agradar a la jerarquía eclesiástica y sí incomodar a su par del Ejército. Y ya que del ámbito militar se trata y también de nacionalistas, puede destacarse que estuvo ahí el padre Roque Puyelli, capellán entonces de la base del Palomar y posteriormente capellán mayor aeronáutico, castigado con un arresto en razón de ello por el jefe de la unidad, como demostración de que tampoco ese “orden” fuese sumamente monolítico; años antes lo había conocido, acompañando a un grupo de amigos presentados por Juan Carlos Goyeneche, agasajándonos en el casino de oficiales.

Siempre digo, acudiendo a una imagen acuática, que atravesar el arroyo Morón límite natural de las localidades de El Palomar y Hurlingham fue una suerte de “cruce del Rubicón”, por lo que esa jornada significó para no pocos de los asistentes. A diferencia de los franceses, curtidos por la arbitraria excomunión impuesta a los miembros de la Acción Francesa y levantada por el papa Pío XII apenas asumido el pontificado, los argentinos no estábamos entrenados en la resistencia a las desmesuras de las autoridades romanas, acéptandolas con una docilidad despareja a la exhibida respecto de los poderes civiles, que para el caso no eran beneficiados con una hermenéutica rigorista de la epístola primera de San Pedro (2, 13-17) aunque, justificándonos por el desorden sobreviniente a la derrota de nuestro príncipe cristiano en Caseros.

Recuerdo, habiendo tocado el punto atinente a los problemas de conciencia planteados por la adhesión a un obispo suspendido por el Vaticano, que contemporáneamente a los hechos relatados, se efectuó una reunión de los integrantes de la cátedra de Filosofía del Derecho que el Dr. Guido Soaje Ramos tenía en la Universidad de Buenos Aires. En su transcurso, debatiéndose la actitud a tomar frente a los mismos, uno de los auxiliares, un fiscal rosarino de ascendencia inglesa, expresó entender las razones de la disidencia del prelado, al ser la nueva misa similar a la anglicana que frecuentaba antes de su conversión, pero que estaba impedido de acompañarlo para no enfrentar a Roma nuevamente, luego de permanecer mucho tiempo separado de ella, obviando la advertencia paulina a los cristianos de la Urbe, de que la primer obediencia es a la Fe, determinada ésta por el rito: “lex orandi, lex credendi”. Como consecuencia de dicha reunión, Félix Adolfo Lamas, adjunto, y Augusto José Padilla y yo, auxiliares, manifestamos la voluntad, concorde con la del maestro, de adherir simplemente a la posición de monseñor Lefebvre.

Pero, siendo ya oportunidad de ir al grano, es decir, de presentar los elementos que abonan la tesis propuesta, corresponde evocar aquello que, salvo prueba en contrario, constituyó la primera aproximación de una organización argentina a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Con una precisión temporal que desconozco, puesto que mi narración no es el resultado de una indagación sino de comentarios oídos en tertulias informales, fue que, aprovechando un viaje de Norberto Quantín a Europa, sus amigos camaradasde Patria Grande le encomendaron la misión de ir a conocer dos reductos de los que acá se tenían noticias como focos de resistencia a los desvaríos conciliares: el Palmar de Troya y Ecône.

El primero de ellos fue rápidamente abandonado por el visitante, como era de suponer para alguien habituado a desentrañar todo tipo de personalidades, experiencia adquirida en su extenso y provechoso ejercicio de la función judicial. Muy distinta fue la impresión causada por el seminario de la FSSPX y el juicio consecuente. Con tal conocimiento, ese grupo de amigos, activo propagador del ideario nacionalista y particularmente allegado al padre Castellani, cuando se produjo la visita de monseñor Lefebvre, puso a su disposición el local de la avenida Entre Ríos 181, donde el prelado pudo por fin dar una misa pública en la ciudad de Buenos Aires, poco antes de regresar a Europa. Y a partir de ahí y allí mismo, desde el primer domingo de agosto hasta fines de noviembre del 1977, los padres Faure, Raúl Sánchez Abelenda y Antonio Félix Mathet, celebraron misa los domingos para la feligresía trinitaria (no debiéndosela llamar porteña, por la inconveniencia de emplear tal gentilicio). Poco tiempo después, se inauguró un nuevo centro de misas, a media cuadra de la estación Martínez, aprovechado por los vecinos de la zona norte, en la casa del generoso matrimonio formado por Lito Hernández y Blanquita del Águila entusiastas militantes nacionalistas, que se mantuvo por más de diez años, hasta la inauguración de la capilla de Nuestra Señora de Fátima.

Habiendo mencionado al padre Mathet, merece destacarse que él también era nacionalista. Fue el primer sacerdote argentino perteneciente a la Fraternidad. Ordenado por monseñor Tortolo, inició su ministerio en la iglesia de La Paz (ER), donde prontamente tuvo problemas: el párroco lo denunció por recitar la fórmula de la consagración en voz baja y en latín. Indudablemente, el obispo, para preservarlo de tan molestas intromisiones, valiéndose de la función que desempeñaba simultáneamente vicario castrense lo destinó al Hospital Naval como capellán.

Disponiendo de los medios necesarios para llevar adelante su apostolado ¿qué más necesitaba la FSSPX para poder arraigar? Una feligresía. Y ¿qué eran Alberto G. del Castillo, Víctor Eduardo Ordóñez, Emilio Samyn Ducó, Fernando Olmedo Alba Posse, Julio Lazcano Bilbao la Vieja, María Rosa González Pondal, Federico González Pondal, Jorge Florentino Fonseca, Silvia Teresita Cabrera, Juan Carlos Siris, Ricardo Muskett, Francisco Olmedo, el comodoro Ricardo Castellano, Alberto Falcionelli, José Ma. Racedo, Alberto Boixadós, Olga Moreno, Marcelo Agustín González, Alberto Santos, Tomás Richards, Graciela Llosa de Genis, Roque Raúl Aragón, Bernardo Lazarte, Julio Posse Terán, Héctor Ma. Couto, el coronel Ricardo Llambías, Vicente G. M. Massot, Federico Domínguez, Horacio Aragón, el coronel Roberto Caballero, Gerardo Valenzuela, Roberto Fattorini, Jorge Mastroianni, Juan Antonio Vergara, Orlando Juan Gallo, el comodoro Conrado Antonio Dans, Margarita Delfina Demontis vda. de Quantín, Adolfo J. Astinza…? Entiendo que esa sola enumeración despeja cualquier duda. Lejos está de ser exhaustiva pido disculpas a aquéllos a quienes involuntariamente omito, pero quiero evitar endilgarles el sayo cuando carezco de certeza de que les quepa aunque sí ilustrativa de la situación dada en los comienzos, en que los miembros de la “facción”, en muchos casos con numerosa prole, dejaban pocos lugares en la platea.

A esa bienvenida se sumó prontamente el carlismo neto de Pichimahuida, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Pampas, educando a nuestras niñas en la SAS y fortaleciendo a los jóvenes en las cabalgatas y, de manera similar a lo sucedido en Mendoza y Alta Gracia merced al concurso de familias ejemplares como las de don Rubén Calderón Bouchet y el maestro Soaje, permitiendo el despliegue de la FSSPX con la edificación de templos y escuelas.

Hubo también expresiones de apoyo a monseñor Lefebvre y su obra provenientes de organizaciones o personalidades nacionalistas que tomaron estado público, disonando con las abrumadoras manifestaciones de repudio que difundían la generalidad de los medios de prensa. En la edición del diario La Nación del 23/7/77, se daba cuenta del recurso de amparo interpuesto por los Dres. Carlos A. Galíndez, Federico Ibarguren y Roberto H. Marfany y el escribano Pedro Alberto Millán por la “prohibición de que oficiara misa en nuestra capital” y de la declaración emitida por el Ateneo de Estudios Argentinos con la firmas de sus presidente Félix Adolfo Lamasy secretario, en la que consideraba “un deber sagrado saludar a tan digno visitante y adherir a su heroica lucha en defensa de la integridad de la tradición”. La revista Cabildo (dirigida entonces por Ricardo Curutchet), símbolo por excelencia de dicha corriente en las últimas décadas, en editoriales y artículos respaldó a la católica empresa, informando, además, sobre lugares donde se celebraban las misas.

Afirmé que el nacionalismo argentino apoyó de manera singular a monseñor Lefebvre en el difícil momento de la visita evocada. Lo hizo a través de las acciones reseñadas, a diferencia de otras organizaciones que, puestas a analizar la situación de la Iglesia, sostenían opiniones coincidentes. Recuerdo que en los primeros días de la segunda semana de su estadía en la ciudad de Buenos Aires, fuimos recibidos por el prelado en una audiencia concertada con anterioridad, Félix Lamas, Juan Bautista Thorne y yo, en la casa del escribano Marcelo Ferrari y su esposa, doña Mercedes de Anchorena. Nos tocó pasar después de haberlo entrevistado el Dr. Cosme Beccar Varela (h.). Desconozco, ciertamente, los detalles de esa conversación pero no, que tanto él como la sociedad que entonces lideraba TFP, omitieron cualquier tipo de declaración pública y que sus integrantes no engrosaban la feligresía aludida; por el contrario, su padre, generoso benefactor de la Fraternidad, su madre, doña Julia Helena Sundblad y su hermana Paz, siempre concurrieron a las misas celebradas en Martínez.

En cuanto a la reunión que en representación del AEA tuvimos con monseñor Lefebvre, cabe señalar que nuestro portavoz orientó la plática al juicio que le merecían distintos políticos católicos, expresando su simpatía hacia el inolvidable Blas Piñar y gran admiración por el estadista portugués Antonio de Oliveira Salazar.

De ese espectro católico conservador referido denominémoslo así, porque era entonces la forma de identificarlono participaba la revista Roma (cuyo consejo patrocinador integraba el capitán de fragata Jorge Rafael Rubio), que era en sí una institución, sostenida en el esfuerzo del ingeniero Mateo Roberto Gorostiaga y de Andrés de Asboth, como tampoco la Falange de Fe y los Caballeros de María Reina (Jorge Sernani Panopulos y Alberto Mensi).

El resto de ese ambiente, conformado por los sectores católicos “ponderados”, mantenía una actitud de indiferencia cuando no de hostilidad, la misma que señalé de parte de los poderes mundanos, respecto de la nueva congregación. Recuerdo, que en el transcurso de una “semana tomista”, a la que asistieron seminaristas de La Reja por la misma razón con que eran estimulados a hacerlo los estudiantes universitarios, el rector de la UCA, considerado por muchos de los que nutrían a dichos sectores la encarnación local del Aquinate, advirtiendo su condición de “rebeldes” si la sotana la usaban sólo ellos en el estamento clericaldispuso su expulsión; era el mismo que despidió en el 1971 a Alberto Casas Riguera, secretario de redacción de la revista Universitas, por publicar un artículo del padre Meinvielle acerca de la teología de Rahner. Afortunadamente, algunas veces pocas llegaron los consuelos, como cuando monseñor Bonamin fue a conocer la capilla de la calle Venezuela, expresando con su voz potente y ronca al padre Mathet, su antiguo subordinado castrense, que monseñor Lefebvre había hecho lo que ellos no se atrevieron.

Creo haber puesto en evidencia en estas líneas el obrar unánime de la FSSPX y entidades y miembros algunos de ellos destacados del nacionalismo en los primeros tiempos de establecida la congregación entre nosotros. Ese momento fue contemporáneo al que podemos señalar como el que marcó la acentuación de nuestro proceso de decadencia. Contra tal declinación dicha corriente política poco pudo hacer, puesto que, a pesar de haber contado con los mejores pensadores que tuvo la Argentina en el siglo veinte, que iluminó las inteligencias y animó las voluntades de un sinnúmero de hombres de bien, algunos mártires, nunca tuvo influencia decisiva en el regimiento de la nación. Ello podría significar un fracaso para quienes orientaron gran parte de sus vidas a la actividad política. Pero, con la aquí reseñada, dieron la posibilidad de que la Patria recuperara la Santa Fe, el don más preciado recibido de España, prestándole así, quizás, su mejor servicio y sea éste la semilla de impensados bienes.

Mi reconocimiento, por haber permitido la precisión de algunos hechos de la narración, a las Sras. Lidia Lavalle Cobo-Rudin y Mercedes Ferrari-Anchorena de León y al padre Gerónimo Fernández Rizzo, secretario personal de monseñor Tortolo y valiente capellán castrense depuesto en acto de servicio, viejo compañero mío del Colegio Manuel Belgrano (HH.MM), que mantiene inalterables sus ideales de juventud, cuando militaba en la Guardia Restauradora Nacionalista, agrupación fundada por el padre Julio Meinvielle. También a mi mujer, Clarita Falcionelli, por haberme animado a escribir esta memoria, para manifestar la gratitud debida por los beneficios recibidos.

Juan Lagalaye
Miembro titular de la Hermandad Nacional del Maestrazgo (España)
Miembro fundador de la Hermandad Tradicionalista Carlos VII (República Argentina)

Presentaciones

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CHARLA DEL PROFESOR
ANTONIO CAPONNETTO


 


Presentación del libro de Cristián Rodrigo Iturralde
"El pacto Perón-Israel"

Aviso - Día de la Reconquista

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Queridos amigos:
 
                       El sábado 12 de agosto, Día de la Reconquista, daré una charla sobre la gloriosa fecha, en la calle Perú 272, a las 11:00.
                           
                      Les agradezco a quienes puedan asistir, y a quienes nos ayuden a difundir la noticia.
 
                             Un abrazo
                             En Cristo y en la Patria
                             Antonio Caponnetto

Internacionales

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¿QUÉ PASÓ CON
LOS HÉROES DE USA?

En la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) hubo estrategas afamados en ambos bandos (Erich von Manstein, Heinz Guderian, Franz Halder, Dwight Eisenhower, Omar Bradley,  Georgi Zhukov, etc.) y operadores tácticos reconocidos (Berd von Runstedt, Vasili Chikov, Albert Kesselring, Archibald Wavell, Herman Hoth, Ivan Koniev, Konstantin Rokossovski, Harold R. Alexander, etc.). También hubo uso destacado de armas (blindados alemanes y rusos, cruceros ingleses, bombarderos norteamericanos, etc.).
Los que no abundaron, a pesar del constante batallar, fueron los héroes bélicos, reconocidos y aclamados popularmente (Erwin Rommel o Bernard Montgomery). En el caso de los Estados Unidos, que es el que acá nos interesa, sólo dos conductores militares alcanzaron ese nivel épico. Ellos fueron el Grl. Douglas MacArthur y el Grl. George S. Patton. El citado germano (Rommel) fue honrado (suicidio mediante, por su anti-hitlerismo), entonces y después. El inglés (Montgomery) por un solo suceso (El Alamein) pasó a la gloria, donde ha permanecido. En cambio, los dos yanquis quedaron opacados, tras sus notables triunfos. ¿Por qué?
Veamos.
Douglas MacArthur(1886-1964), general de Ejército de USA (el quinto en su historia que alcanzó ese grado), fue el famoso “Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en el Frente del Pacífico”, durante la guerra con el Imperio Japonés. Derrotado en Filipinas, desde Australia proclamó “Volveremos”, y lo cumplió, hasta la rendición de los nipones. Después, en 1950, le tocó comandar las fuerzas de la ONU en su guerra con Corea del Norte. En tal lucha protagonizó el audaz desembarco en Ichón, tras las líneas enemigas, que hubiera permitido concluir la contienda, de no mediar una circunstancia decisiva. A las orillas del río Yalu, las tropas comunistas chinas de Mao Tse-Tung apoyaron a los norcoreanos que, restablecidos, empujaron a los aliados de vuelta hacia el sur. Merced a la maniobra del Grl. Mathew Ridgway los aliados pudieron contener a los comunistas en el paralelo 38, donde luego se fijó la frontera entre ambas Coreas.
Empero MacArthur no se conformó con esa situación. Planteó dos operaciones ofensivas. Una primera, de auxilio a los nacionalistas chinos del Grl. Chiang Kai-Shek, refugiados en Taiwan (abandonados por USA, a raíz del Informe de Owen Lattimore, un comunista infiltrado en la diplomacia yanqui, donde se acusaba a Chiang de corrupción, mientras se elogiaba a Mao, como un buen “demócrata”). La segunda y más decisiva, el ataque a las fuerzas chinas detrás del  río Yalu.
En esa última operación quedaba implicada la posibilidad de tener que emplear armamento atómico. Dado que los chinos comunistas carecían de esos explosivos no era improbable que para responder a los Aliados lo pidieran prestado a la URSS (que lo tenían merced a la traición del matrimonio Rosenberg). Ante esa expectativa, MacArthur opinó que la Unión Soviética -sopesando su propia defensa- no intervendría, y que así se destruiría el poder de Mao. Pero que, si se produjera el apoyo ruso, ese era el momento en que USA y sus Aliados debían atacar con todo su poderío a los comunistas de ambos países y destruirlos para siempre. Osadía suprema de este gran estratega (censurada, por cierto, por todos los políticos bien pensantes y el pacifismo periodístico liberal).
Ese fue el momento en que intervino el Presidente de USA, Harry S. Truman, quien en abril de 1951 relevó a MacArthur de su mando, y lo reemplazó por Ridgway. MacArthur acató la orden presidencial, no sin hacer público su desacuerdo con ella.
Después de 11 años, regresó a su país, donde fue recibido apoteóticamente por el pueblo estadounidense. El Partido Republicano, en principio, iba a postular a MacArthur para la candidatura presidencial. No lo hizo, y eligió a Robert Taft, congresista de la derecha anticomunista, al cual MacArthur apoyó, y del cual iba a ser su eventual vicepresidente. Entonces, las fuerzas ocultas que gobiernan en la trastienda de la política  yanqui seleccionaron al Grl. Dwight, “Ike”, Eisenhower para que enfrentara a Taft (y, eventualmente, a MacArthur). En esa interna republicana se impuso Eisenhower, quien arribó a la presidencia exhibido como un derechista. En realidad, era un típico exponente de la pseudo-derecha, quien nunca rompió con la Unión Soviética (y que por  el contrario, instaló a Fidel Castro en Cuba).
Douglas MacArthur, el victorioso  general  cinco estrellas, se “desvaneció”- cual lo expresó en su célebre discurso en el  Congreso: “Los viejos generales nunca mueren; solo se desvanecen”-, y el mundo occidental tuvo que esperar hasta 1991 para que el PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) arriara la bandera roja con la hoz y el martillo del frente del Politburó. Cuarenta años de zozobra, de Guerra Fría y Telón de Acero, ante el Nuevo Islam. Con la Komintern desestabilizando a todos los gobiernos del mundo.
En 1964, USA enterró  en Norfolk, Virginia, en un modesto cementerio, a su héroe nacional, descalificado como belicista aventurero. No obstante, quedó firme su lema: “Primero el  deber, el  honor y la patria”.
Con el Grl. George Smith Patton Jr., (1885-1945), el héroe de las fuerzas norteamericanas que operaron en Europa, la cosa fue peor; mucho peor. Asunto que pasamos a considerar.
El problema está claramente expuesto en el libro de Robert K. Wilcox, Target: Patton. The plot asesinate General George S. Patton, Washington, Regenery Publishing, 2008, 2014, de 400 páginas, y divulgado en el de Billy O´Reilly, Killing Patton, New York, Henry Llolt and Company, 2014. Publicaciones que han tratado de ser desacreditadas por el “establishment”, que ha empleado a tres periodistas (de “History Channel”) para que, con visos de objetividad, negaran la acusación contenida en las obras antes citadas.
Porque ya corresponde que informemos al lector que la denuncia sensacional publicada indica, nada menos, que el Grl. Patton fue asesinado y que tal homicidio fue planificado y ejecutado por las autoridades superiores de USA, en connivencia con la NKVD soviética.
¿Cómo?
Pues, como se verá a continuación.
El Jefe del III Ejército de USA George S. Patton murió el 21 de diciembre de 1945 en un hospital de la ciudad alemana de Heidelberg, supuestamente de las secuelas de un accidente de tránsito que había protagonizado unos días atrás en la carretera de Manheim; concretamente, en una colisión entre el automóvil Cadillac en que viajaba el General y un camión del Ejército de USA, que se cruzó de carril.
Tal la versión oficial de las cosas (que es la registrada en la excelente película “Patton: The true story”, traducida como “Patton: mito o realidad”, con la extraordinaria actuación del actor George C. Scott). Esa muerte, tenida como accidental, conmovió al mundo. Patton había sido el comandante del victorioso Tercer Ejército Norteamericano. Se había distinguido en batallas en Túnez, en Sicilia (con la toma de Palermo y Messina), en Normandía, pero sobre todo con el contraataque en Las Ardenas, que rompió el  cerco alemán.
Sin embargo, resulta que en el otoño de 1979, en Washington, Douglas Bazata, condecorado ex paracaidista y miembro de la O.S.S. (Office of Strategic Service), antecesora de la CIA, le confesó a Wilcox que él había sido comisionado por su jefe, el Grl. William Donovan, apodado “Wild Bill”, para matar a Patton.
En una confesión circunstanciada, Bazata explicó que ya en 1943, por orden de Donovan, había recibido instrucciones de “detener” a Patton en Francia, recibiendo  una remuneración extra de 800 dólares. De consiguiente, en agosto de 1944, en las cercanías de Dijon, hizo un primer intento de asesinato, que fracasó.
Entonces se planificó el delito con mayor cuidado. Mientras el conductor del camión militar, el sargento Thompson, debía girar bruscamente su vehículo para que contra él se estrellara el Cadillac, Bazata, munido de un arma especial, efectuaba un disparo de un proyectil de baja velocidad contra Patton, que le rompió una vértebra del cuello.
Se suponía que allí debía terminar la cosa.
No obstante, Patton sobrevivió tanto al choque como al disparo y fue llevado de urgencia al hospital militar de Heidelberg. Pasados unos días, se informó que el General se reponía satisfactoriamente de su accidente. Entonces, ahí entró a jugar un agente de la NKVD, quien -con el visto bueno de USA- se encargó de inocular un veneno (de cianuro de potasio) en la sonda del suero que recibía el General. Con lo que, claro, se consiguió el objetivo, y Patton falleció de inmediato.
En los diez años que le llevó  a Wilcox indagar las causas de las cosas, dio con datos relevantes (en “Documentos secretos desclasificados, T 2”).  De ellos resultaba que hacia el fin de la guerra, Patton con su 3er. Ejército había penetrado hasta Pilzen, localidad a 50 kilómetros de Praga, y de allí se encaminaba a conquistar Berlín. En ese estado de las cosas, recibió la orden de Eisenhower de retirarse de Checoeslovaquia, al tiempo que el combustible para sus tanques se desviaba para las lejanas tropas inglesas de Montgomery. Obviamente disgustado con esas medidas indagó el motivo de ellas, y se le contestó que en Yalta se había pactado que la Unión Soviética se haría cargo de la Europa Central y que el Ejército Rojo de Zhukov y Koniev era el que debía entrar primero en Berlín.
Concluida la guerra, y al frente de las tropas yanquis de ocupación en Alemania, Patton asistió a diversos sucesos demostrativos de  la tendencia de la política internacional que seguía el Gobierno estadounidense. Recibió denuncias de la aplicación del Plan Morgenthau destinado a eliminar la industria y parte de la población germana. Comprobó que alrededor de 5 millones de rusos que se habían refugiado en Occidente eran obligados a retornar a Rusia, donde pasaron al Gulag siberiano. El comandante de esos rusos anticomunistas, el General Vlasov,  se rindió a Patton, éste consultó con Eisenhower, quien le ordenó que lo remitiera a su comandancia. Desde allí Vlasov fue entregado a los soviéticos, quienes lo degollaron y  pusieron su cabeza en un palo. Colmada la paciencia, Patton proclamó sin ambages: “Los aliados hemos luchado contra el enemigo equivocado”. Se dispuso a renunciar a su cargo y retornar a su país para informar a la población de lo que estaba aconteciendo en Europa.
Con esos dichos y actos firmó su sentencia de muerte. El General Donovan, cumpliendo por supuesto, instrucciones superiores, dio la orden a Douglas Bazata para que eliminara a Patton, tal como éste –abrumado en la conciencia por su crimen- lo refirió a Wilcox.
En el citado libro, su autor enumera diversos hechos, ninguno de los cuales pudo ser rebatido por el núcleo de periodistas oficiales, encargados de desacreditarlo. Entre otros, estuvieron los siguientes:
El conductor del camión militar que efectuó la increíble maniobra de girar su vehículo hacia la contramano, el sargento Thompson, nunca fue indagado ni procesado y se lo trasladó a Inglaterra.
Los periodistas alegan que fue porque el propio Patton se opuso a que lo enjuiciaran. Versión insostenible, porque, en primer lugar, Patton yacía ensangrentado y semi-moribundo, como para suponer que en ese estado iba a hacer las manifestaciones exculpatorias que le atribuyen. Por lo demás, el delito de lesiones gravísimas y /o tentativa de homicidio estaba consumado, y con perdón o no de la víctima, el fiscal de la causa debió citar a indagatoria a Thompson, cosa que nunca sucedió.
El expediente sobre el accidente desapareció, sin que se efectuara un sumario para determinar los hechos.

No se efectuó autopsia al occiso. Los periodistas sostienen que fue porque la esposa de Patton, Beatrice, se opuso a esa medida. De nuevo, insostenible. Ante un delito de acción pública que produzca la muerte, la autopsia del occiso es de reglamento, cualquiera fuera la supuesta voluntad de los parientes.
Los periodistas aseveran que Patton nunca estuvo solo en su habitación del hospital, porque siempre hubo  una enfermera a su lado; lo que habría impedido la acción del agente ruso. Esto es falso; porque en cuanto llegó su esposa, ella fue la encargada de cuidarlo. Beatrice, por su lado, salía de cuando en cuando de la pieza. De modo que el agente soviético, que estaría esperando la ocasión, debió o pudo aprovecharla.
El automóvil Cadillac que transportaba a Patton sufrió daños severos. Empero, ninguno de los otros  tres ocupantes del coche padeció lesiones. El  auto fue enviado a USA y se haya en un museo de Fort Knox. Wilcox,  tras un minucioso estudio de las fotos, afirma que se cambió el vehículo, y que el que se guarda en el museo no fue el que intervino en la colisión.
El 2 de octubre de 1979, Douglas Bazata fue sometido al aparato detector de mentiras, que verificó que decía la verdad.
El oficial del Ejército de USA en Baviera, Steven Skukik, que se había interesado por averiguar el caso, fue desafectado de sus funciones en Alemania, y remitido a USA.
Por fin, Douglas Bazata murió en enero de 1999, sin haberse arrepentido de su confesión.

Esos son los hechos reales. Los que requieren una explicación.
Patton era realmente de temer. Su lema bélico, “sangre y agallas”, lo dice todo. Si se proponía denunciar a su superior inmediato, Eisenhower, y a los gobernantes del “New Deal” yanqui, podía descontarse que iba a concretar sus objetivos. Más recelaría Stalin, toda vez que Patton no ocultaba su designio de enfrentar de inmediato a los soviéticos.
Ahí estaban los motivos del ilícito.
Ahora bien. En un país común, un disidente como Patton podía haber sido simplemente apartado del mando militar, sin afectar su integridad física. Pero en un Imperio ideológico como el estadounidense, cuyo “Manifest Destiny” era el dominio universal, las recetas maquiavelistas o renacentistas eran bien recibidas. Y, adoptado ese sendero, no habría limitaciones posteriores, incluido el crimen de su héroe nacional. El supragobierno  de USA (que,  vgr., maneja sin control alguno la Reserva Federal de Fort Knox) no se anda con chiquitas. Si hay que destruir un país, como lo hizo con Serbia, por la cuestión de Sarajevo, se lo demuele hasta arrumbarlo en la edad de piedra. O, para no ir tan lejos, tal como lo que hicieron con la República Argentina en los años del cuarenta, donde el mismo William Donovan organizó un ataque completo, una “guerra no declarada”. Precisamente, en mi reciente libro “Años del cuarenta. La Argentina en la hora norteamericana. (El sino de Chapultepec), Bs. As., Katejon, 2017, 2 volúmenes, he explorado esa cuestión. Empero, me faltaba el dato del homicidio de Patton, que es como la prueba del nueve, la información que corrobora la actitud del Imperio del Estandarte Estrellado. Aprovecho ahora para incluir esta “addenda” extra-libresca.
Como fuere, creo haber señalado lo que hizo USA con sus héroes. Por algo, los familiares de Patton, no repatriaron sus restos, y los inhumaron en un cementerio de Hamn, cercano a la ciudad de Luxemburgo, donde descansan los huesos de los soldados del Tercer Ejército Norteamericano. Es que el héroe de Las Ardenas fue un caído más en el combate secreto y profundo de su Patria con el Misterio de Iniquidad, las Fuerzas de las tinieblas que enmarañan la globalización moderna.
Enrique Díaz Araujo

Crónicas del Tercer Gobierno de Sancho

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EL VOCERO MAPUCHO



Llovía en la Ínsula Agamáurica. El Gobernador de Facto Sancho se había levantado y caminado cien metros para ir a la Catedral de Santa Hebe (donde el Poliordinario del lugar guardaba en un relicario las deposiciones que la Santa efectuara en pleno altar mayor hacía unos años, cuando todavía su hijo adoptado la llamaba Mamá Hebe y ninguno de ellos había sido imputado por robos reiterados y compartidos) para rezar sus únicas oraciones del día, que consistían en tres Avemarías, dichas en el latín de su infancia, cuando iba a Misa los domingos y todavía los sacerdotes eran conocidos por sus apellidos y no por sus nombres. Pero cuando recién iba terminando la segunda Avemaría, su Gurú Edecán lo palmeó en su gobernadoril hombro y le susurró:

‒ Esplendencia, ya ha llegado el postulante a vocero del Reyno. Lo espera en la Casa Amarilla.

Fastidiado y rezando a toda velocidad su última oración, Sancho se incorporó con no poco esfuerzo y le preguntó al inoportuno Gurú:

‒ Serás Garca, ¿hace falta tener voceros todavía? ¿No alcanza con los oficialistas escribas del Gran Diario Insularino?

‒ No, Eminencia. Ya la gente no lee ni los nombres de las calles. Ahora se impone tener interpretadores de 140.

‒ ¿Cómo 140? ¿No era que debíamos achicar la Planta de Acomodados, Chupamedias Estatales y Amantes Estables, que nos han ido legando todos los gobiernos anteriores de la Ínsula? ¿Ahora vamos a contratar a otros 140 parásitos?

‒ Omnipotencia, 140 no es la cantidad de empleados, sino de caracteres que utilizan para comunicar sus regios decretos. Ahora los verá.

Apuraron el paso de vuelta a la Casa Amarilla, sita en Perro Balcarce 50, para lo cual atravesaron el Falso Cementerio de las Cruces Falsas y el Falso Teatro de Operaciones de Soldados Falsos. “Todo un síntoma de lo que es esta ínsula”, volvió a pensar Sancho, como cada vez que sorteaba ambos rectángulos que parecían estar erigidos a plena luz del día para que nadie los viera.

Ya reingresados y saludados por los dos coquetos uniformados de la nueva Policía de la Ciudad, con sus impecables vestidos de payasos recién estrenados por capricho del intendente Larrata, quien ahora le pedía al Gobernador una tercera policía para –por fin‒ poder hacer frente a los piquetes constantes en la Avenida Mayor, Sancho y Serás Garca vieron al único joven que se había postulado para el cargo de vocero.

Se extrañó Sancho. ¿No era que había tanta desocupación en Agamáurica, y apenas una persona quiere empezar a trabajar?, susurró como al pasar y al pesar.

‒ Reverencia, los jóvenes de hoy tienen otras profesiones. Ahora quieren ser expertos en relaciones humanas, chefs, preparadores de cerveza artesanal, artesanos de mostacillas, paseadores de perros, webmasters, programadores de telefonía, desarrolladores de aplicaciones y depiladores a la cera negra, pero no voceros.

‒ ¿Y qué hago si preciso un carpintero, porque se me rompe la pata de mi sillón? ¿Dónde lo encuentro?

‒ Pone un aviso en buscounlaburante.comy vienen de Asunción del Paraguay en 24 horas. Pero si precisara un frutero tardaría un día más, porque llegan desde Perú o desde Bolivia. Por eso le aconsejo no romper patas de sillones ni comprar un cuarto de tomatitos cherry, Su Decencia.

Sancho suspiró y pidió que se acercara el joven; el cual, visto de cerca, tenía un aspecto algo zaparrastroso.

‒ Buen día, querido. ¿Cómo te llamás?

‒ Lihué Morfolanerca, Señor Gobernador. Soy vegano.

‒ ¿Liqué?

‒ No, Liqué no, Lihué. Lihué Morfolanerca, hijo de Giussepín Morfolanerca y vegano. Bueno, ustedes nos decían “vegetarianos”.

‒ Claro, el querido tano que tenía una fiambrería en el Bajo… ¿Pero cómo se le ocurrió ponerte ese nombre?

‒ No, me había puesto otro nombre. Lihué me lo hice agregar por el nuevo Código de Convivencia. Es que en realidad mis ancestros no son italianos, Excelencia. He descubierto, en la Universidad de las Santas Viejas Apañaladas de la Plaza, que en realidad yo soy descendiente de los indios mapuchos.

‒ ¿Qué son los capuchos?

‒ Gobernador… los mapuchos son el pueblo de fumadores originarios más antiguo que pobló esta ínsula.

‒ Ajá. Y se nota que vos estás bien fumado, muchacho.

‒ Gracias, se sonrojó el joven, que no había entendido realmente lo que Sancho había querido decirle.

‒ ¿Por qué querés el puesto de vocero de la Ínsula?

‒ Porque de esa manera mi voz sería la de todos aquellos que no tienen posibilidad de ser escuchados. Porque sería en realidad el vocero de los marginados, de los sin techo, sin pan y sin iPhone 7; porque sería realmente el grito ancestral de la masa germinal que lucha por su independencia y es hija de la Pachamama y la Ayaguasca, hija del dios Sol y la diosa…

Sancho recordó que el Gurú le había interrumpido su última Avemaría para escuchar a este individuo, que parecía ignorar que el puesto de vocero es para manifestar lo que otros le dicen y no lo que él pensaba, y con el rostro inflado de furia le espetó y le esputó a la vez:

‒ ¡Pero acabála con esa monserga colorada, lihueano o luterano, morfador-de-nerca! ¿Quién sos vos para venir a hacerme perder tiempo con tus tonterías de universitario repetidor? ¡Hijo de la Pachamama y la Ayaguasca! ¡Lo será la vieja que te metió esas ideas en la cabeza! ¡Aquí somos todos hijos de la Cruz y de la Espada! Y ahora vas a escuchar lo que es un grito ancestral…

El alarido se escuchó amplio, esbelto, categórico. Fue un pedagógico y sublime grito de descarga para Sancho, quien con sólo una única palabra (“¡Fuera!”) hizo desaparecer al mapucho de aspecto algo zaparrastroso y hasta su inequívoco olor algo dulzón de cigarrillo armado con mano temblorosa.

Serás Garca, con sus pantalones mojados como consecuencia del miedo que sintió, salió de atrás de un macetón, y aún temblando, le preguntó al Gobernador si podía ir a cambiarse.

‒ ¿Cambiarse? ¿Te das cuenta los riesgos de cambiar por cambiar? Andá, mal menor, y llamame a Miguel Celulario, el Escribiente del teléfono cismático, que quiero dictarle el siguiente

Decreto.

Visto y considerando que los jóvenes de hoy en día no entienden que antes que pontificar deben aprender, que antes de declarar deben estudiar, y que antes de llamar la atención para decir falsedades deben recluirse para imbuirse de la verdadera historia,

Ordeno:

1. Que se abra una Facultad de Maestros en Serio, para que los aspirantes a maestros de la nueva generación de jóvenes sepan qué deben enseñarles.

2. Que el cuerpo docente de esta nueva Facultad sean los ancianos que han vivido la historia y la recuerdan bien, para que transmitan a los docentes en formación la verdad que vivieron y no las mentiras que los libros de texto nos han querido hacer creer.

3. Que, luego de egresados los profesores bien formados y enviados ya a las escuelas, vuelvan a bien educar a todos los maleducados que se creen voceros vocacionales y en lugar de levantarse para rezar tres Avemarías, se ponen a revisar las redes sociales.

Luego de lo cual, y ya recompuestas la calma y el alma de Sancho, dio nuestro Gobernador la señal de los festejos, que consistieron aquel día en repartir garrote, garrote y garrote al que roba, al que le cambia los uniformes a la policía, y a los que arrancan las cruces falsas de los cementerios falsos, pero que recuerdan héroes MUY verdaderos.


Rafael García de la Sierra,

en humilde imitación de Dan Yellow.



Epistolares

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UNA CARTA DE LA TFP
(Tradición Familia y Propiedad)

Hace pocos días encontré la carta que el 9 de marzo de 2003 escribió John Horvat II, Vice presidente de la TFP (Tradición, Familia y Propiedad) en los Estados Unidos en apoyo a la guerra contra Iraq del Presidente George W. Bush.(*)
Como es sabido, la escandalosa guerra genocida realizada a Irak en el año 2003 por los Estados Unidos y su aliado –en realidad, su titiritero—el Estado de Israel, costó al pueblo iraquí más de un millón de vidas humanas, el colapso del estado y de la sociedad Iraquí, inmensa destrucción e indecible sufrimiento.
Dicha guerra careció de toda justificación real y proporcionada y se basó en un conjunto de mentiras (la pretensión de destruir un arsenal de armas de destrucción masiva y de armas químicas que no existían, etc) fabricadas ad hoc por el belicismo judeo-neoconservador en control de la política exterior norteamericana. (Cfr. Neoconed! Again.Hypocrisy, Lawlessness, and the Rape of Iraq. Editado por D. L. O'Huallachain y John Forrest Sharpe. Light in the Darkness Publications. Viena, Virginia. 2005).
El designio estratégico real fue destruir uno a uno los estados autocráticos de la región e imponer gobiernos “democráticos” afines (la “primavera árabe”) y subordinados a los intereses geopolíticos del Estado de Israel y su instrumento servil, el gobierno de los Estados Unidos. La política exterior de los Estados Unidos, tal como han demostrado con tanta valentía como rigor académico los profesores John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, está diseñada, controlada y dirigida en función de los intereses expansionistas del Estado de Israel por el lobby israelí: es decir, esa amplia y poderosa coalición de organizaciones sionistas y pro sionistas con base en Washington D.C y en Nueva York, entre las cuales se destacan el AIPAC (American Israel Public Affairs Committee), la ADL (la Antifamation League), el WINEP Washington Institute for Near East Policy, la CUFI (Christians United for Israel) y mas de ochenta poderosas fundaciones y “think tanks” (the American Enterprise Institute) llamados neoconservadores, agentes y operadores pro israelíes en las universidades más importantes y en los medios de comunicación, que ejecutan las políticas decididas en los niveles más altos del poder, con total desprecio de los verdaderos intereses del pueblo norteamericano.
Desde una perspectiva católica, la carta de marras del Sr Horvat es interesante pues pone de manifiesto varias cosas:
1. la obsecuencia y el desvergonzado alineamiento de la TFP, una institución que se dice católica, con el más craso americanismo, con los intereses del gran capitalismo anticristiano y el neoconservadorismo pro sionista.
2. Diciéndose católica, la TFP, a través de señor Horvat no vaciló en manipular escandalosamente la verdad y contradecir los dramáticos llamados que el Papa Juan Pablo II hizo entonces en contra de una declaración de guerra, y lo metió gratuita e injustamente en una bolsa que caracteriza como “coro de socialistas, clérigos liberales, pacifistas radicales, anarquistas y organizaciones no gubernamentales de izquierda”.
3. La TFP y otras organizaciones católicas americanistas conservadoras en los Estados Unidos vivieron durante décadas de la cruzada anticomunista. Después de la caída del muro, reconvirtieron su bandera anticomunista en una cruzada contra el Islam. Su conducta fue análoga a la de los hermanos Foster y Allen Dulles ‒gerentes políticos del Establishment‒ cuando en 1953 murió Stalin y desapareció el “cuco” que les era imprescindible para galvanizar aliados en la Guerra Fría, que ellos mismo impulsaban. Decidieron entonces prolongarla por diversos medios a fin de justificar la expansión del imperio judeo masónico americanista del cual se consideraban garantes. (David Talbot. The Devil's Chessboard. Allen Dulles, the CIA and the Rise of America's Secret government.HarperCollins Publishers. 2015).
4. Así como la TFP, con ropaje tradicionalista, en general calla las raíces judaicas mesiánicas del comunismo y del marxismo, y siempre las del capitalismo liberal (padre putativo del primero), también hoy calla que son el Estado de Israel y las fuerzas sionistas y pro sionistas neoconservadoras americanistas las que, instrumentando la política exterior de los EE.UU, han generado el caos y la desesperación inmigratoria en y hacia Europa.

Luis Alvarez Primo
Bella Vista, 30 de agosto de 2017
Festividad de Santa Rosa de LIma

(*) Carta de John Horvat II, Vice presidente de la TFP en los Estados Unidos en apoyo a la guerra contra Irak del Presidente George W. Bush.(Mi traducción)

9 de marzo de 2003

Señor George W. Bush
Presidente de los Estados Unidos de América
Casa Blanca
1600 Pennsylvania Ave., N.W.
Washington, D.C. 20500

Estimado Señor Presidente:

Le escribo para expresar el entero apoyo de la TFP a las FuerzasArmadas que Ud, como Comandante en Jefe, ha enviado a combatir contra el régimen de Saddam Husseim en Irak.

Tal como Ud ha dicho con frecuencia, los Estados Unidos, como nación soberana, tiene el derecho a declarar la guerra, cuando su pueblo, su integridad territorial, o sus intereses son atacados o amenazados. Nuestra soberanía nos permite tomar esta decisión con independencia de los organismos internacionales.

Más aún, el derecho natural no distingue entre guerra defensiva u ofensiva. Es suficiente que la amenaza sea real e intimidante. El mismo derecho apoya la facultad de un estado soberano de concurrir en ayuda de un pueblo oprimido que sufre bajo el yugo de un régimen injusto, y, según las circunstancias, este derechio natural puede obligar en virtud de la caridad.

Los ataques del 11 de septiembre pusieron de manifiestola existencia de un enemigo cuyos ideólogos proclaman su objetivo descaradamente: el exterminio de los Estados Unidos y de la civilización Occidental.

Sin embargo, a través del mundo un coro de socialistas, clérigos liberales, pacifistas radicales, anarquistas y organizaciones no gubernamentales de izquierda no sólo impugnan la causa de esta guerra, sino el mismo derecho de los Estados Unidos a declararla. Esta posición es inaceptable puesto que deshonraría a los Estados Unidos dejánlo inherme frente a una amenaza muy real.”

Judiciales

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NUEVAS TENDENCIAS EN LA JUSTICIA

El título habla de una exposición referente a tendencias, vale decir propensión o inclinación hacia alguna cosa. Lo cual abre un amplísimo horizonte a variadas consideraciones. En la presente oportunidad, nos referimos a innovaciones que ocurren especialmente en el campo del derecho civil y penal. Sin agotar el tema –tarea casi imposible– ni por cierto asumir el rol de juzgador. Si, en todo caso, señalando los riesgos que hay. Por supuesto no se trata de todo aquello que tiende a “afianzar la Justicia” –fortalecerla– conforme al enunciado profundo de la Ley Suprema.

Comienzo por valorar la ocasión que me permite bosquejar algunos conceptos sobre este tema llamativo, que en verdad supera mis posibilidades. Venciendo en la aventura una fuerte inhibición, superada por la generosidad receptora que descuento.

Es difícil decir que esto es mío y novedoso, salvo la narración de hechos presenciados personalmente; lo que no es el caso de hoy, por cierto, a pesar de la longevidad manifiesta. De cuanto debo expresar entonces, empiezo por reconocer que lo único mío serán antiguas repeticiones con acotaciones, que provienen de una firme convicción fortalecida con los años. Tampoco –por su índole– creo necesario interrumpir con profusión de fuentes, bastándome la aclaración que reitero: Poco o nada es propio, salvo el énfasis sobre lo verdadero y los errores que son inevitables de la condición humana.

Ante todo, pues, conviene tener presente el antiguo significado de la Justicia. Y en verdad preocupa adicionalmente, tener que abordar ahora estos temas relacionados con ella, arriesgando el parecido con aquel tripulante que en pleno zafarrancho se ponía a contar historias de naufragios.

La instancia a este enfoque se vio reforzada por cierto espectáculo difundido en los últimos tiempos. Una especie de juzgamiento simultáneo –en estrados judiciales silenciosos y pantallas vocingleras– sobre un horrible asesinato. En la sede televisiva, verdaderos Jurados –con improvisación de especialistas– propalan toda suerte de versiones y suposiciones salpicando donde fuere. A veces presididos categóricamente con una voz engolada, descubriendo incluso la existencia de dos o tres clases de verdades: la verdadera, la verdad jurídica… y la verdad mediática.

Señalado el punto, conviene re- marcar que primeramente nos referiremos a la Justicia desde la faz memorial, enfocando el pasado hispanoamericano de nuestra civilización. Confirmatorio a la vez, de aquella lección confortante y acuciante de San Pío X: “No, la civilización no está por inventarse, ni la ciudad por construirse en las nubes. Ha existido, existe; es la civilización cristiana, es la ciudad católica. No se trata más que de instaurarla y restaurarla sobre sus naturales y divinos fundamentos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía nociva, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo”.

Y acotando –valga la digresión esperanzada– que “la Hispanidad es quizás la alternativa valedera que estamos en condiciones de presentar frente al Nuevo Orden Mundial”, como indicara al Padre Alfredo Sáenz en su medulosa obra “La Cristiandad y su cosmovisión”.

Destacando las notas más sobresalientes de esos tiempos, en aquella lejana plenitud, la misión del rey encabezando la jerarquía social, debía cumplirse al modo del padre de familia en bien del hogar. Su dominio no era despótico sino servicial. El poder al servicio de los súbditos, ejercido en dos ámbitos: el Gobierno y la Justicia. Sus símbolos, el cetro y la vara. (Esta última traducida acaso en el bastón presidencial).

Imperaba por entonces el sentido común. Y legislar suponía entender la realidad: cómo se constituye y cómo guiar la libertad humana procurando el bien común. Todo subordinado a la Verdad, ordenando las cosas temporales al orden de la eternidad. Para el mejor logro del fin último del hombre en consecución de la felicidad. Encaminada la limitación de libertades a la promoción del orden o tranquilidad pública, resultante de la sumisión a las leyes conforme a la justicia. Frente a lo cual, el crimen –como grave infracción de las leyes– era digno de una pena aflictiva (muerte, reclusión) o infamante (destierro, degradación). Procedía para ello una adecuada discriminación, apartando el obstáculo al bien común. En aquellos tiempos el hombre era hombre y la mujer mujer. Nítidamente. Y ante cualquier desajuste impensable, gravitaba naturalmente la lección de Sodoma y Gomorra. El frío era frío y el calor calor, sin relativas sensaciones térmicas.

En lo específicamente judicial, cabe subrayar –siguiendo a Ricardo Zorraquín Becú– que para el antiguo magistrado hispanoamericano era más importante la rectitud de conciencia que el saber jurídico. (Imposible imaginar a ninguno públicamente ajeno al decoro exhibiendo conductas escandalosas…).

Hace como veinte años, en una Alta casa de estudios se produjo un informe, según el cual el 85 por ciento de las leyes del país no sirven; es decir que de 26.000 leyes sólo cuatro mil son aplicables. Más allá de los aspectos técnicos del dominio de los juristas, al ciudadano común le asalta la sospecha de que esto se asemeja mucho a no tener ninguna ley. Y se explicaría entonces que en 1993 dos empinados políticos, prescindiendo del resto de la población, establecieran en el famoso Pacto de Olivos, la reforma de la Constitución Nacional, llegando a anticipar la nulidad absoluta de todo lo que se apartara de lo concertado por ellos dos. Evidencia ésta, de un verdadero desconocimiento de la Ley en el más alto nivel político.

Dicha reforma constitucional así nacida, ha dado lugar a la derogación de normas preciosas, junto a las incorporaciones de todo el linaje, que vayan ocurriendo. Circunstancia esta última que torna pretenciosa la presunción del conocimiento de las leyes por todos, e introduce factores distorsionantes de nuestro derecho tradicional.

Es interesante entonces recordar que el 17 de julio de 1996, el diario de Doctrina gravitante, expresaba bajo el título “Inseguridad Jurídica”, que “una sociedad jurídicamente impredecible lleva en su seno el germen de la disolución”. Indicando la extrema gravedad de este problema aparentemente irresoluble con el solo recurso a un Digesto de innovaciones legislativas. Entre tanto, al buen ciudadano más que nunca le cabe atenerse a los mandamientos del Decálogo, que desde luego no contienen leyes “secretas” ni decretos de “necesidad y urgencia”…

ALGUNAS NOVEDADES

El “per saltum”.  En los albores de la democracia restablecida y mientras nada lo hacía esperar, el más alto Tribunal intervino de repente en una causa particular, utilizando precisamente el “per saltum”. Lo cual se trató de una verdadera acrobacia, que por tal camino declaró la inconstitucionalidad de la Ley de Matrimonio Civil (sancionada un siglo antes), en cuanto ella establecía la indisolubilidad del vínculo matrimonial.

OTRAS NORMAS

Reforma del Código Civil.  Sobre su impacto en la vida cotidiana de los argentinos, en “La Nación” (del 30 de julio de 2015) se ha dicho lo siguiente, que conviene transcribir: “La nueva ley traerá cambios muy concretos, que son, según los especialistas, un esfuerzo por aggiornarla al modo de vida de la sociedad actual. Así, la fidelidad desaparece como deber conyugal y la infidelidad, como causal de divorcio. Las personas que se casen podrán elegir si desean vivir juntas y si comparten sus bienes. Quienes decidan no contraer matrimonio podrán firmar un acuerdo de convivencia y determinar qué le toca a cada uno si se separan. Para divorciarse alcanzará con que uno de los dos quiera, y desaparecen las causas y los plazos”.

El Código anterior, que rigió por 144 años, reflejaba otro tipo de sociedad, que respondía a un único modelo de familia y a una forma más vertical de relaciones. A partir de ahora, la vida cotidiana de los argentinos deberá regirse por estas nuevas reglas.

Formar pareja. Para casarse hay que tener 18 años y los conceptos de hombre o mujer se reemplazan por “contrayentes”. De hecho se incorpora al Código el matrimonio igualitario, con todos sus alcances. Se extingue el deber conyugal de fidelidad y el adulterio ya no existe como causa de divorcio. La pareja tampoco está obligada a convivir y desaparece el deber de “mutuo respeto”. En cambio se deben asistencia y alimento.

Acuerdo de convivencia. Los que no se casen pueden elegir por firmar un acuerdo con mayores alcances que el de los matrimonios.  En caso de separación se puede puntualizar qué ocurre con la vivienda, qué tipo de educación tendrán los hijos y quién quedará al cuidado de ellos, qué sucederá con las mascotas y los bienes.

Divorcio exprés. Cambia la manera de divorciarse. Desaparecen los plazos y las causas. No habrá que demostrar ante un juez quién tuvo la culpa del fracaso matrimonial ni tampoco estarán obligados a hacer una terapia para recuperar la relación. Alcanzará con que uno de los dos decida romper la pareja. Para eso, deberá elaborar un plan y presentarlo ante el juez, proponiendo cómo se organizará la vida familiar desde entonces: los gastos, la vivienda, los hijos, las deudas, etcétera. La otra parte de la pareja podría enterarse de tal decisión, al recibir la notificación judicial.

Reproducción asistida.

DERECHO PENAL

Garantismo.  Doctrina a favor de la lenidad, mientras la población registra con pavor que el crimen crece incontenible.  Habiéndose llegado al extremo doctrinal de un alto propulsor –en la cima de los estrados– quien rechazaba incluso la mera sospecha… como atentatoria contra los Derechos Humanos.

Desaparecidos por ley. Una reciente ley de la Provincia de Buenos Aires, establece que debe utilizarse la cifra de 30.000 desaparecidos cada vez que se haga referencia “al accionar genocida en nuestro país”. Para que no quepan dudas, se deja establecido que la norma concierne al período que comenzó el 24 de marzo de 1976 y concluyó el 9 de diciembre de 1983.

Ley sobre el arrepentido. El presunto delincuente puede negociar a su favor con el Fiscal, aportándole informaciones sobre el caso.

Piqueteros.  Se crea un protocolo estableciendo la gestión para que cese el corte de las calles, pero el caso ya está contemplado en el artículo 194 del Código Penal. No olvidándose que el piqueterismo –como alimento de la rebelión social– fue promovido desde el foro de Manta (Ecuador). En el régimen anterior, ya se ha conocido la invasión de la vía pública en modo abrumador. Incluso con el temible “Vatayón militante” de criminales y la “murga” de presidiarios. A todo esto la inseguridad sigue en aumento, con pánico de la sociedad desarmada. Viene al caso recordar que el desarme general del mundo civil, fue propiciado por Lenín.

En fin, el gran peligro adicional es caer en la confusión, terreno propicio para la reingeniería social que pretende obtener la globalización. Vale decir la desaparición de las patrias y el establecimiento del pensamiento único con la colonización ideológica. En esto opera el cambio de las palabras, trastocando el lenguaje. Por ejemplo: ya no son asaltos, son “entraderas”. Las usurpaciones, son “tomas”, las violaciones quedan en “abusos”. Para peor, campeando en todo esto el apartamiento de la moral. Excluida por de pronto en la educación oficial… mientras se devanan los sesos para bajar en edad la imputabilidad de los menores.

La conclusión del tema podría sintetizarse adaptando aquella vieja copla… “En tiempo de las bárbaras naciones / colgaban de una cruz a los ladrones. / Mas hoy, en pleno siglo de las luces / del pecho del ladrón cuelgan las cruces…” Las medallas y condecoraciones, testimoniando preeminencias políticas, sociales y económicas.

Estaría todo dicho, pesarosamente. Pero levanta los ánimos el recuerdo de aquello expresado por San Pío X: La salvación vendrá “instaurando todo en Cristo”.

Juan Esteban Olmedo

Históricas

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MONTEVIDEO
“LA MUY FIEL Y RECONQUISTADORA”
REAL DISPOSICIÓN DEL 12 DE ABRIL DE 1807

Las invasiones inglesas de 1806 y 1807 fueron acontecimientos del Río de la Plata que conmovieron al Reino de Indias. Ataques piráticos con los que comenzó el siglo XIX pero no los primeros de esta comarca. Gran Bretaña ya nos había “visitado” en el siglo XVIII, siendo su objetivo la Colonia del Sacramento. En una de esas intentonas mordieron la costa Oriental y bebieron agua barrosa cuando la artillería hispano criolla dio en la santa bárbara de la nave capitana en la que, con la tripulación, murió su jefe el Almirante Mc Namara. En1804, la revolución industrial ya ahogaba por su propia producción, al Reino Británico. La necesidad de mercados para salir de la asfixia los hizo retornar a su antiguo oficio de facinerosos salteadores. En el año citado buscaron romper la paz, atacando y hundiendo parte de una flota española.

El traidor ataque lo conocemos por su histórica ubicación geográfica; Cabo Santa María, frente a la costa sur del Portugal Atlántico. En el episodio murió la familia Alvear cuyos hijos eran nacidos en las Misiones Orientales. Su único sobreviviente fue Carlos María que, conducido a Londres, allí vivió varios años. Volvió a su tierra natal para alcanzar altos cargos como Jefe del Sitio de Montevideo en 1813. Aquí, en junio de 1814, luego de firmar con el Capitán General Vigodet la rendición del Real de San Felipe y Santiago de Montevideo cínicamente desconoció el acuerdo firmado. Luego fue Director Supremo de la Provincias, cargo heredado de su tío Gervasio de Posadas. Desde el cómodo sillón del Fuerte ofreció a Gran Bretaña que se hiciera cargo de los territorios del Reino de Indias en el Rio de la Plata. En este caso fue reo de Alta Traición. Pero hizo más. Para neutralizar al general José de Artigas le envió siete oficiales traidores al Oriental para que éste los fusilara. No consiguió su bajeza porque Artigas los puso en libertad diciéndoles “No soy verdugo del gobierno porteño”.

Hoy Carlos María del Santo Ángel de Alvear tiene en Bs. As., una estatua ecuestre tal vez  por la fallida victoria de Ituzaingó. No huelga decir que los brasileños la conocen como “retirada de Santa María” dadas las facilidades que tuvo su Jefe, el Marqués de Barbacena, para retirarse en orden. Cabe preguntarse ¿que había en ese espíritu y en esa cabeza que lo hacía servir a los que asesinaran a sus genitores? Sin poder comprender al maquiavélico “héroe” tampoco nos explicamos estuviera cómodo junto con lo que les hacían el juego a la perfidia de Albión.

Rogando el perdón a nuestro amable lector por la digresión retornamos al tema nos ocupa. La batalla naval de Trafalgar dada en octubre de 1805, donde los británicos derrotaron a las escuadras de las Españas aliada a la Francesa permitió que los sicarios como Popham y Beresford ajustaran un plan para el ataque que les diera el dominio de estas regiones. Ya estaban preparando con el aventurero jacobino “general” Miranda, y Mr. Pitt una acción armada contra la Capitanía General de Venezuela pretextando “liberarla”. Comenzaría así, con el iscariote venezolano que fungía como jefe, la balcanización de la hispanidad imperial. Era en verdad una evidente tentativa de conflagración continental en coincidencia con lo proyecto para el Plata de los citados Beresford y Popham. Tengamos siempre presente el objetivo final de las logias y banqueros londinenses seguramente marranos sefaradíes en alto porcentaje. Éste era claro: destruir el Imperio Hispanoamericano para transformar sus atomizados restos en dependencia de las finanzas de la City.

El Real de San Felipe y Santiago Montevideo cumplió con los deberes militares para los que había sido fundado jurídicamente el 20 de diciembre de 1729 por el Mariscal de Campo y Caballero de la Orden de Calatrava Don Bruno Mauricio de Zabala, Gobernador del Río de la Plata con asiento en Bs As donde asumió el cargo en julio de 1717. Proficua fue la gestión del veterano guerrero. Dejó su vida y alma en estos lares. Fallecido en 1736, sus restos desde 1737 descansan en la Iglesia de la Merced de la capital argentina. El Real bastión militar totalmente amurallado estaba ubicado en el único puerto natural con forma de herradura donde podían recalar las naves desde Santa Catalina al estrecho del extremo sur de América. Lo defendía por tierra donde terminaba la península, (hoy plaza de la Independencia de Montevideo) una ciudadela estrellada diseñada por el ingeniero vizcaíno Petrarca que se había formado en la escuela del ingeniero militar francés Vauban.

El militar galo, era un magnífico técnico, que había mejorado las claves de la arquitectura defensiva. Desde 1769, el Real de Montevideo incorporó de hecho el Apostadero Naval con la llegada de una escuadra comandada por el General de Marina don Ignacio de Madariaga. Venía esa fuerza para afirmar el control sobre las Malvinas, casi ocupadas por ingleses, amén de recorrer el Golfo de Guinea, y las islas del Chiloé. Contribuiría, por otra parte, transportando elementos para la colonización de la Patagonia. La existencia oficial como base para la Real Marina se dio el 9 de agosto de 1776.

Con el citado documento, se completaba la creación del Virreinato, piedra fundamental en las disposiciones militares para la defensa del Reino del Plata ante las apetencias de potencias rapaces como Gran Bretaña. La suprema jerarquía del Apostadero residía en el Gobernador de la jurisdicción de San Felipe y Santiago de Montevideo. En el momento de la agresión anglicana el cargo de Gobernador lo ocupaba el brigadier Pascual Ruiz Huidobro por lo que era el jefe natural de la importante base militar y naval. El segundo en jerarquía lo era el Capitán de Navío Santiago de Liniers quien prestaba servicios en la Ensenada de Bs As. Ocupado Bs As el 27 de junio de 1806, Montevideo se movilizó para liberar la capital.

Las corporaciones de ganaderos y comerciantes reunieron una importante cantidad de dinero y se organizaron milicias integradas por 3000 hombres. Pascual Ruiz Huidobro elaboró el plan de Liberación de acuerdo a las potestades que tenía, agregando las concedidas por el Virrey marqués de Sobremonte. El supremo jerarca que de acuerdo a los planes elaborados en Junta de Guerra de julio de 1797 marchó a Córdoba con el Tesoro Virreinal. Cuando el segundo jefe del Apostadero, Caballero de la Orden de Malta y Capitán de Navío, Don Santiago de Liniers, llegó al Real de Montevideo y encontró todo un ejército organizado y listo ya para la reconquista.

El mando supremo le fue confiado al Noble Caballero francés quedando, el Brigadier Gobernador Ruiz Huidobro en estos lares, ante el peligro de un zarpazo de Popham. El 22 de julio Liniers recibió la orden de marchar. Así le escribía Ruiz Huidobro en una nota oficial: “Quedo muy satisfecho de los conocimientos militares de V.S. Su celo por la Santa Religión y por el mejor servicio del Rey, su amor por la Patria le proporcionarán la indecible satisfacción de libertar aquel pueblo de la opresión… liberando a todo el Virreinato expuesto a caer en igual desgracia...”

El 23 de julio informa Liniers al Príncipe de la Paz don Manuel Godoy en parte oficial: “Me puse en marcha hacia Canelones donde fuimos sorprendidos por fuertes aguaceros que hicieron salir de madre los ríos. Este accidente nos detuvo hasta el 26 que habiendo hecho recoger todos los botes del Santa Lucía chico formé con ellos balsas con la que hice atravesar todo el ejército. Llegando esa tarde a San José donde igualmente tuve que hacer atravesar el río allí existente sobre jangadas. El 28 llegué a Colonia del Sacramento donde hallé la flotilla traída de Montevideo por el Capitán Joaquín Gutiérrez de la Concha compuesta de zumacas, goletas armadas de cañones y seis cañoneras.

“El día primero hice proclamar al ejército la orden siguiente: El valor sin disciplina no conduce más que a una inmediata ruina. Si llegamos a vencer como no dudo sucederá, a los enemigos de nuestra Patria, acordaos soldados que, los vínculos de la nación española son de reñir con intrépidos como triunfar con humanidad; el enemigo vencido es nuestro hermano y la religión y la generosidad de todo buen español le hace natural estos principios que tendría rubor de esclarecerlos…” Allí en Colonia se presentó Juan Martin de Pueyrredón expresando públicamente a Liniers: “Que no esperara socorro alguno de Bs As pues el desastre del Pedriel había desbaratado las fuerzas reunidas para auxiliarle”. El día 3 de agosto  se embarcaron los expedicionarios para la  orilla opuesta fondeando en la Conchas al día siguiente. Con un refuerzo de 500 criollos porteños se pusieron en marcha que a causa de los temporales solo llegaron el  10 frente a la capital virreinal.

Ese mismo día tomaron varias posiciones a bayoneta calada  en las que se distinguieron los voluntarios criollos y catalanes infantes, conocidos como “Migueletes”  de Montevideo. El día doce, hubo reñidos combates, clavando su espada en tierra es decir  capitulando Williams Carr Beresford.  Los rendidos británicos llegaban al número de1300 hombres con 1600 fusiles y 124 piezas de artillería. Cuatro días después, el Cabildo de Bs As envió a su par de San Felipe y Santiago de Montevideo una nota que decía textualmente: “Cuando esta ciudad reconquistada el 12 del corriente por las tropas que se presentaron al mando de don Santiago Liniers ha llegado a cerciorarse de los oficios que ha hecho V.S, parte que con ese vecindario ha tomado en la reconquista no halla expresiones con que manifestar su gratitud. Cuanto pudiera decirse es nada con respecto  a los sentimientos que le asisten por tanto da a V.S. las más encarecidas gracias se ofrece gustoso a acreditar en todo tiempo su agradecimiento y suplica se sirva hacerlo entender así a ese noble vecindario, cuyos auxilios han contribuido para una empresa en que consiste nuestra común felicidad y el más acreditado servicio al mejor de los soberanos”.

En cuanto al Rey al conocer el hecho glorioso concedió a San Felipe y Santiago de Montevideo el título de “MUY FIEL Y RECONQUISTADORA” agregando al escudo de sus armas “banderas inglesas abatidas que apresó en dicha reconquista con una corona de olivo sobre el Cerro, atravesada de otra de las reales armas, palma y espada”.

Cabe señalar la Unidad de la Corona de Castilla e Indias fue sostenida por Montevideo sobre todo en los cruciales años que van desde 1806 a1814 a cuyo término la fuerza de lar armas acabó con aquel régimen. Parafraseando al ilustre Ramón Menéndez y Pidal: la grandiosa unidad exaltada por Plinio y Prudencio que Roma realizó sobre el Mediterráneo, realizó a su vez España sobre los dos océanos del globo, uniendo innumerables pueblos, separados por distancias infinitas y barreras naturales, o divididos por creencias bárbaras, lenguas discordes enemistades exterminadoras imponiéndoles la paz hispana hermanándolos con los pacificadores en religión, en lengua, en conocimientos, productos, artes y técnicas y en las Leyes de Indianas que tanta parte tuvieron en incorporar al Nuevo Mundo a la Fe y Cultura de Occidente”.

Luis Alfredo Andregnette Capurro
Desde “La Muy Fiel y Reconquistadora Ciudad Real de San Felipe y Santiago de Montevideo”

Imperativos

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QUE APAREZCA MALDONADO

Por Antonio Caponnetto

Se lo llevó el gobierno, valiéndose de la siniestra policía. Ya varias veces lo habían perseguido y golpeado. Pero la última vez fue mortal. Lo torturaron con extrema crueldad hasta dejarlo al borde la muerte.

Y murió por la horrible golpiza de los federales, el 11 de febrero de 1937, hace ya ochenta años.

La Iglesia lo canonizó el 21 de mayo del 2000, reconociéndolo formalmente como mártir.

Había nacido en Chihuahua, México, en 1892. Y se ordenó sacerdote movido por un amor inmenso a Cristo, a la Guadalupana y al prójimo más necesitado de asistencia material y espiritual.

Al igual que tantos otros de aquella heroica generación cristera.

Se llamabaPedro de Jesús MALDONADO. San Pedro de Jesús Maldonado, mártir.

Sucedió durante la sangrienta persecución masónica a los católicos mexicanos. Con Lázaro Cárdenas y Plutarco Elías Calles como máximos responsables de éstos y otros muchísimos crímenes.

Que aparezca Maldonado. Con su sotana, su piedad y su devoción eucarística. Con su música evangelizadora y catequética.

Que aparezca entre los indígenas, como lo hizo otrora junto a los Tarahumaras, para llevarles la salvación a las almas y el socorro a los cuerpos.

Que aparezca desafiando a los masones, visitando y bendiciendo a los campesinos, expulsando con sus rezos a las langostas que todo lo corroen.

Que aparezca Maldonado enseñando la Historia Sagrada a los niños, en su parroquia de Santa Isabel.

Que aparezca ayudando a los desvalidos y moribundos, dando ánimo a los humildes,siendo testigo valeroso de Cristo Rey.

Que aparezca, retornando invicto del pasado, como retornan los paradigmas perennes.

Necesitamos Héroes y Santos. No anarquistas ateos, apátridas, amorales y mercenarios.

Necesitamos arquetipos de amor a Dios, a la Patria, a la Verdad Crucificada.

Por eso, que aparezca San Pedro de Jesús Maldonado.


Libros

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“LA REVOLUCIÓN CULTURAL
EN LA ARGENTINA”
Cuarenta años después

Abelardo Pithod, de memoria y en una pincelada

La segunda edición de “La revolución cultural en la Argentina”, un breve texto que apenas llega a las cien páginas, tuvo lugar en la segunda quincena de mayo de 1977. Se han cumplido ya cuarenta años. ¿Por qué me interesa recuperar un poco del olvido esta “obra de un científico, obra crítica y también polémica” como escribe el Dr. Roberto Brie en el prólogo?

Este rescate y rememoración exterioriza motivos personales porque el autor, Dr. Abelardo Pithod, fue uno de mis grandes maestros mendocinos, profesor de Psicología General en la Universidad Católica Argentina (sede Mendoza), y con quien trabajé unos cuantos años como becario de investigación en el Centro de Investigaciones Cuyo (CIC) de esa ciudad. Puedo asegurar que conozco bastante bien al Dr. Pithod y sería una pérdida irreparable que olvidara sus lecciones en lo concerniente a mi formación intelectual y académica; pero, sobre todo, conservo como preciado tesoro las prolongadas charlas personales que solíamos mantener, café de por medio, en las tardes del CIC.

De Pithod siempre me impresionó la admirable capacidad para observar en la realidad de hechos y personas la dimensión psicológica y social –era su especialidad‒ sin perder nunca de vista los grandes principios de la filosofía perenne. Tenía Pithod una “mente psicológica” pues sabía inteligir con penetración y certeza la “causalidad psíquica” en las complejas cuestiones político-sociales y culturales que examinábamos con frecuencia. No era un “tomista de estricta observancia”, si por ello se entiende una continua y sistemática dedicación a la filosofía de Santo Tomás, aunque es cierto que tuvo una excelente formación universitaria en filosofía en la Universidad Nacional de Cuyo.

Abelardo era una “rara avis” entre los intelectuales mendocinos de aquellos años 60 y 70 en razón de sus extrañas preferencias y orientaciones, tales como el psicoanálisis de Freud y algunos de los grandes temas y maestros de la sociología contemporánea. Con el paso de los años, y habiendo re-pasado en estos últimos meses La revolución cultural, advierto cuánto de providencia hubo en que una cabeza católica y realista nos ayudase a inteligir y descifrar los desvaríos de la imaginería freudiana y nos previniese contra los abusos del determinismo social, propios del “sociologismo”.

Esta obra relativamente juvenil del autor tuvo una primera edición en 1974 y es evidente que el tema de la crisis y la revolución en la cultura y, a nuestro juicio, la metodología con la que el autor se propuso abordar el tema, habrá suscitado el interés de muchos lectores, razón que explicaría la segunda edición de la obra tres años después. “A Carlos Alberto Sacheri, muerto por Dios y por la Patria”, es la dedicatoria-homenaje con la que el lector comienza la lectura de la obra.

¿Por qué ´La revolución cultural´?

La Revolución Cultural en la Argentina es un libro extraordinario en los dos sentidos que puede tener el término, a saber, en cuanto obra que aporta una contribución original y en razón de la coyuntura histórica en la que fue escrita. En lo relativo al tratamiento del tema, el enfoque particular y el método de abordaje del problema fueron singulares para nuestra patria en aquellos años, y en los años que han seguido. No conozco una obra que desde la perspectiva ético-social, pero particularmente desde la matriz psicológica y social, se haya ocupado con tanta hondura y solvencia del desmontaje de los entresijos de la obra revolucionaria llevada a cabo contra los jirones últimos del orden social cristiano en nuestra nación.

Cabe acreditar al Dr. Pithod, y a su aquilata formación multidisciplinaria, el haber asimilado toda una serie de valiosos aportes de las ciencias humanas y sociales contemporáneas, haberlos puestos al servicio de la inteligencia católica tradicional, y con ellos haber puesto de manifiesto las patrañas de los profetas modernos de la revolución cultural. En efecto, uno de los logros más ricos y reveladores de La revolución cultural es el haber examinado y denunciado el maridaje entre el marxismo, y su política de la liberación social, y el psicoanálisis, y sus avanzadas en torno a la liberación sexual. El tema II, El instrumento psicológico para la revolución: la confluencia Marx-Freud, del capítulo I, La Revolución Psicosocial, es una verdadera pieza maestra de crítica católica y patriótica dedicada a examinar con lucidez aquella tremenda frase de la izquierda freudiana que argumentaba que “la revolución no está en las estructuras económicas y sociales; la revolución está en el interior del hombre”.

En una de las páginas de dicho apartado sostiene nuestro autor que “la revolución ha dado un paso capital en los últimos años, al confluir los dos profetas del mundo contemporáneo: Marx y Freud (…) el tema capital de los años setenta es la nueva izquierda freudiana. No por sí, sino por su potencialidad subversiva, utilizable por el marxismo”. Y de la siguiente manera responde a la pregunta de “¿qué aporta el psicoanálisis a la Revolución? – La Revolución, como veremos, ha entendido que hay que cambiar, además de las estructuras sociales, el corazón del hombre (…) ese corazón se forma moldeado por las estructuras y son las estructuras así incorporadas a la interioridad de la persona (internalizadas) las trasmitidas de generación a generación (…) Para ello el psicoanálisis aporta una serie de descubrimientos psicológicos (por ejemplo, el de los mecanismos de la internalización y también de la ´liberación´ interior) y – sobre todo – aporta un método catártico, purificador”.

A mi juicio, y en la línea argumental de la confluencia apenas examinada, uno de los aportes más valorados del libro de Pithod es lo que él denomina La inflexión marcusiana (p. 57 y siguientes), en obvia alusión al filósofo y teórico social, judeo alemán, Herbert Marcuse (1898 – 1979), uno de los más prestigiosos representantes del Instituto de Investigación Social, asociado a la Universidad de Frankfurt, más conocido como Escuela de Frankfurt. Marcuse unió en su personalidad las características del intelectual universitario sin dejar de cultivar el perfil de militante o activista y líder del movimiento de rebelión juvenil de fines de los sesenta. Debe decirse que Pithod no se ocupa en su libro del psicoanalista marxista Wilhelm Reich (1897 – 1957), auténtico precursor ideológico de la subversión cultural y primer antecedente de la revolución sexual puesta al servicio de la revolución cultural, o como el mismo Reich dijera, “la sexualidad al servicio de la batalla cultural”. Sí se ocupó de él Enrique Díaz Araujo en “La rebelión de la nada”, obra un poco posterior (1983) a la que estoy comentando.

En pocas páginas, nuestro autor expone y demuele la llamada inflexión marcusiana, reconociendo al judío marxista su aguda crítica de la sociedad industrial avanzada, opresiva e irracional; rechazando, empero, la torpe propuesta de una sociedad utópica que “deje el camino libre hacia una etapa más elevada”. La denuncia de los males presentes y la ausencia de una inteligencia creativa para proponer una sociedad verdaderamente humana - fundada en la virtud de la justicia y en el recto ordenamiento individual y familiar en vistas del bien común - es la herencia de estos críticos tributarios de Marx y de Freud, y para quienes lo que aparece es una suerte de falsedad u ocultamiento, mientras que la auténtica realidad aparece velada, oprimida y reprimida. “A la pregunta de cómo cambiar la sociedad actual, Marcuse responde que no basta cambiar las relaciones de producción (marxismo) sino que hay cambiar la mente de la gente, «la organización de sus instintos». Hay que liberar sus instintos reprimidos (…) La meta es lograr una vida sin represiones instintivas, una vida estético-erótica, gozosa y «pacificada» (…) La derrota de la escasez por la técnica ha hecho posible la utopía” (p. 67).

Se queja Abelardo, preguntándose si “este infantil anarquismo es todo lo que el profeta tiene que proponernos” (p. 67). Eros y Civilización y El hombre unidimensional son reconocidamente las obras de mayor enjundia en las que Marcuse elabora una menuda crítica de la alienación represiva a la que está sometido el hombre tanto en la sociedad de consumo capitalista como también en el socialismo soviético.

“Lo que se quiere destruir: la espiritualidad del sexo”

En el primer capítulo, La Revolución Psicosocial, prueba Abelardo su pericia para desmontar los mecanismos y procesos psicológico-sociales que sostienen el proceso de demolición cultural. Por lo demás, ha sido un raro descubrimiento la capacidad metodológica y analítica del autor, puesta de manifiesto en el apartado l El proceso de cambio, pues desarma la semántica revolucionaria en los mismos textos de revistas de divulgación y en periódicos, o bien en el lenguaje visual de la tele y del cine; formatos respecto de los cuales el sentido crítico del público no suele estar particularmente aguzado. El instrumento psicológico para la revolución: La confluencia Marx – Freud es el contenido medular del apartado II de este primer capítulo que anticipa los desarrollos sobre ElPsicoanálisis; Ello, Yo y Supero-Yo; La inflexión marcusiana; El hombre liberado de la nueva teología; El aparato psicológico al servicio de la Revolución Total; y, Lo que se quiere destruir: la espiritualidad del sexo, contenidos centrales del apartado I, Metafísica del Hombre Nuevo, pero del segundo capítulo, Las Teorías Antropológicas de la Revolución Contemporánea.

Tal vez sea este segundo capítulo de La Revolución Cultural la contribución más penetrante y original del texto todo. Escribe nuestro autor que “tres son las opciones (…) que nos ofrece la revolución contemporánea como idea del hombre. Las tres son ideas ´utópicas´, es decir más allá de todo lugar exacto en el tiempo y en sentido estricto, por ello, metahistóricas. Las tres pretenden desalienar al hombre y por lo tanto, son salvíficas (…) Las tres confluyen ahora en una sola mística e impregnan la cultura subconsciente del mundo de masas (…) Nos referimos a las ideologías del Hombre Desalienado Marxista, del Hombre Liberado Freudiano, del Hombre Salvado de la Nueva Teología. Las tres trabajan místicamente en el advenimiento de la Revolución Total” (p. 49 y siguientes).

A lo largo de la obra Pithod se ha ocupado de probar que la revolución socialista tendrá una consumación exitosa solo si destruye la fuente de todas las desigualdades, esto es, el matrimonio heterosexual y la familia; que el psicoanálisis propone una revolución de los instintos con un Ello liberado de toda imposición normativa y, finalmente, que la Iglesia revolucionaria acompaña y bautiza el desquicio del hombre con una novedosa moral liberadora. Finalmente, se pregunta nuestro autor “(…) ¿qué significa en profundidad este ataque al Sexo, al Amor, a las fuerzas espirituales y biológicas que nos entretejen y son –al fin– eso que llamamos «nuestra naturaleza humana»? Significa el intento de llevar la mutación del nuevo hombre a sus profundidades vitales, al núcleo que define la unión y el pacto entre el espíritu y el animal que somos. Allí, en ese corazón carnal del hombre se comunican las vidas que nos constituyen, la vida biológica y la vida del espíritu. Es el corazón humano donde se halla el centro de gravedad del hombre (…) rabiosos de esta santidad intangible, los que odian los valores y son movidos en su odio por el Primer Homicida han decidido arrancarnos a jirones el núcleo sagrado de donde surge como de su fuente la llama del «hogar»: el Amor que se difunde y nos envuelve, que surgiendo del varón y la mujer, se perpetúa a través de la fuente de la vida en otros seres. El Amor Creador donde –como Dios respecto al Verbo– el hombre se realiza realmente en Otro Sí, el hijo. Esto es, ni más ni menos, lo que nos quieren arrancar” (pp. 87 y 88), concluye Abelardo su alegato.

Entre otras muchas, escogí esta cita para mostrar cuánto nos ha aventajado el diagnóstico de aquellos males para entender y enfrentar del mejor modo posible la demolición actual. “Cultura gay-lésbica”, “perspectiva de género” y “teoría queer” son términos ausentes en las páginas de La revolución cultural; empero, no faltan allí las denuncias sobre la “perversión exaltada”, la “libertad sexual” y la “agresión pornográfica”. Es evidente, por lo que cabe advertir, que puede cambiar algo la cosmética del adversario pero la ferocidad del rostro oculto permanece inalterable y conviene agradecer al Dr. Abelardo Pithod la singular agudeza y pasión por la verdad con las que pintó de cuerpo entero el maridaje freudo-marxista que continuó el ataque contra las cimientos crujientes de la Civilización Cristiana y que osó penetrar aún en el recinto sacro de la Esposa de Cristo mediante la propaganda tercermundista y liberadora.

Ernesto Alonso


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